martes, 20 de marzo de 2018

¿DEBERÍA SER YO PASTOR? 20 marzo





PREGUNTA Y RESPUESTA DE HOY, MARZO 20/2018

¿DEBERÍA SER YO PASTOR? (1ª Timoteo 3)

“Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.” 1ª Tim 3:1


Quienes anhelan el obispado deben tener un apremiante deseo, dado por el Espíritu, de ejercerlo. La palabra anhela viene de oregō, una palabra rara, que solo aparece aquí, en 1 Timoteo 6:10 y en Hebreos 11:16 en el Nuevo Testamento. Significa “extenderse tras” o “estirarse para asir algo”. El término no se refiere a motivos internos, sino que describe solamente la acción externa. Aquí describe a alguien que está dando pasos para llegar a ser obispo; desea viene de epithumeo, que significa “un apasionado impulso”, en este contexto para bien y no para mal. A diferencia de oregō, este verbo se refiere al sentimiento o deseo interior. Tomados en conjunto, los dos términos describen al hombre que externamente aspira al ministerio debido a que en su interior hay una pasión que lo conduce.

Algunos hombres buscan tener autoridad en la iglesia, porque las personas que ellos estiman los han animado a hacerlo. Otros lo anhelan porque han decidido que el ministerio es la mejor opción. Ellos aman al Señor y a su Iglesia, así que asisten a un instituto bíblico o seminario para prepararse para el servicio. Sin embargo, como no son impulsados por una pasión interior por el ministerio, esto puede convertirse simplemente en un ejercicio académico para ellos. Por otra parte, algunos tienen una gran pasión por el ministerio, pero les falta dominio propio y dedicación para las prioridades de la preparación. No pueden someter su vida a una disciplina que les permita entrar en el camino para lograr su deseo.

El hombre que ha sido de veras llamado al ministerio se caracteriza, tanto por una pasión interna que lo consume, como por una búsqueda de disciplina exterior. Para él, el ministerio no es la mejor opción; es la única opción. No hay otra cosa que pueda hacer con su vida que lo pueda satisfacer. Por consiguiente, trabaja con diligencia a fin de prepararse para ser competente para el servicio. Aunque algunos pueden recibir el llamado tardíamente en la vida, desde ese momento en adelante no harán otra cosa.

Como se ha observado, algunos buscan el obispado por motivos equivocados, como dinero, poder o prestigio. La verdadera motivación para anhelar el ministerio la describió Patrick Fairbairn: “La búsqueda que aquí se pretende debe ser la correcta, no la incitación de una ambición carnal, sino la aspiración de un corazón que ha experimentado la gracia de Dios, y que anhela ver a otros llegando a participar del regalo celestial”. (Pastoral Epistles [Epístolas pastorales] [Minneápolis: James & Klock, 1976], 136). 








Sacado del pantano 20 marzo





“El Señor... se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña.” Salmo 40:1-2


(Leer Éxodo 32 - Hechos 21:3722:21 - Salmo 35:1-8 - Proverbios 11:29-30)


El barro de un pantano es una imagen del pecado en el que incluso un creyente puede caer. Al principio, el camino que conduce al pecado parece sin peligro; es como si caminásemos sobre un prado un poco esponjoso, agradable. Pero a medida que avanzamos, la hierba va desapareciendo y cada vez hay más agua. De repente el pie se hunde un poco, continuamos y nos hundimos más. Al final, a pesar de todos los esfuerzos, no podemos salir. ¡Estamos atascados, y cada esfuerzo para liberarnos agrava la situación! ¡Asustados, nos damos cuenta de que estamos perdidos! Entonces empezamos a pedir ayuda desesperadamente. Pero, ¿habrá alguien que nos escuche?

¿Esta descripción corresponde a su situación moral? ¡Entonces clame a Dios! ¡Solo él puede liberarlo! Cuéntele simplemente su angustia, no trate de embellecer las cosas. Reconozca las faltas que lo condujeron hasta allí, admita que no puede arreglárselas solo y suplique a Dios que lo salve. Él lo perdonará, gracias al amor de Jesús, quien murió en la cruz para salvar a los pecadores, y lo liberará de las cadenas del pecado.

Entonces, gracias a una relación nueva o reanudada con el Señor Jesús, basada en su amor y mediante la fe, tendrá un punto de partida firme, un fundamento para la vida, sólido como una roca.

“Qué roca hay fuera de nuestro Dios? Dios es el que me ciñe de fuerza, y quien despeja mi camino; quien hace mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas” (2 Samuel 22:32-34).



EDICIONES BÍBLICAS - (DEVOCIONAL "LA BUENA SEMILLA")









Manantiales 20 marzo





"Como doloridos, mas siempre gozosos" 2ª Corintios 6:10


El estoico desprecia derramar una lágrima; al cristiano no se le prohíbe llorar. El alma puede enmudecer con un dolor indecible, cuando las tijeras del esquilador pasa por la carne temblorosa, o cuando el corazón está a punto de quebrantarse bajo el encuentro de las olas de la prueba. El que sufre puede buscar consuelo gritando con una gran voz. Pero hay algo mejor aún. Se dice que hay manantiales de agua dulce extendiéndose en medio de las salmueras de los mares salados; que las flores alpinas más bellas florecen en los pasos más salvajes y abruptos de las montañas; que los salmos más notables fueron el resultado de la agonía más profunda del alma.

Podemos decir con gran fundamento, que en medio de las muchas pruebas, las almas que aman a Dios encuentran razones suficientes para saltar de gozo. Aunque un abismo llame a otro abismo, no obstante la voz del Señor se oirá por la noche y nos confortará. Aún en las horas más difíciles de nuestra vida es posible bendecir al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. ¿No has aprendido aún esta lección de no meramente perseverar en la voluntad de Dios, no solamente escogerla, sino regocijarte con un gozo indecible y rebosante de gloria? TRIED AS BY FIRE-.


Librarme de penar,
Jesús me prometió
y en El espero yo,
Tranquilo reposar.

Más dulce que la miel
Es para mí,
¡Oh Salvador!
El esperar en Ti.

Sin miedo ni dolor,
Con Cristo gozaré,
Y en El satisfaré,
Mi viva sed de amor.

Mi débil corazón
Feliz palpitará,
Eterna bendición
Que Dios me guarde allá.



L. B. COWMAN - (DEV. "MANANTIALES EN EL DESIERTO")









¿Cuánto valoras la palabra de Dios? 20 marzo





¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. Bendito tú, oh Jehová; enséñame tus estatutos. Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca. Me he gozado en el camino de tus testimonios más que de toda riqueza. En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos. Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras." Salmo 119:9-16


La mayoría de nosotros no ignoraría un dólar que viéramos en el suelo. Con gusto lo recogeríamos y lo pondríamos en el bolsillo. Sin embargo muchas veces ignoramos la Biblia, un cofre cuyo contenido tiene un valor incalculable. En el Salmo 119, David describió su propia experiencia acerca de las ricas bendiciones que recibió mientras estudiaba la Palabra de Dios y la atesoraba en su corazón. En el pasaje de hoy le dice a Dios: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.” La versión “La Biblia De Las Américas” lo expresa de esta manera: “En mi corazón he atesorado tu palabra...”

David fue rey de Israel durante cuarenta años, y durante ese tiempo poseyó riquezas tan grandes que son imposibles de describir. Sin embargo en este pasaje él declaró: "Me he gozado en el camino de tus testimonios más que de toda riqueza." David saturó su corazón con la verdad de la Palabra siguiendo día tras día los siguientes pasos: meditaba en los mandamientos de Dios, reflexionaba en sus caminos, y se deleitaba en las enseñanzas adquiridas. Por eso podía afirmar: “No me olvidaré de tus palabras.” Cierto es que no olvidamos fácilmente lo que atesoramos en el corazón.

No es fácil describir el poder de la palabra de Dios. El autor de la carta a los Hebreos trata de resumir sus características con estas palabras: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” (Hebreos 4:12). Cuando nos habituamos a leer la palabra de Dios y a meditar en ella, ésta penetra hasta lo profundo de nuestras vidas y produce cambios internos que se reflejan en nuestro comportamiento exterior.

Al dirigirse a un grupo de judíos que habían creído en él, Jesús les habla de estos cambios internos y del resultado que producen. Les dice: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." (Juan 8:31-32). La única manera de conocer la verdad es permaneciendo en la Santa Palabra. Entonces seremos libres; libres del pecado, libres de temor, de la duda, de la confusión, de falsas doctrinas, de la tristeza, de la depresión. La palabra de Dios rompe todas estas cadenas y nos permite disfrutar de verdadera libertad espiritual.

El Salmo 1 expresa las bendiciones que provienen de la Palabra de Dios cuando dice: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.” El apóstol Santiago también hace énfasis en este aspecto en Santiago 1:21, 22: “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.”

Es necesario que leamos la Biblia diariamente, meditando en ella, memorizando versículos, y sobre todo aplicando la palabra de Dios a nuestras vidas. Esto es fundamental para nuestro crecimiento espiritual. No hacemos nada con leer la Palabra de Dios si no la ponemos en práctica. Si seguimos estos pasos seremos ricos en bendiciones y disfrutaremos plenamente la vida abundante que Jesús nos prometió.


ORACIÓN: Padre santo, te doy gracias por tu palabra, porque a través de ella puedo conocer la verdad y ser totalmente libre. Ayúdame a dedicar un tiempo cada día de mi vida para meditar y reflexionar en ella y dame discernimiento espiritual para entenderla y fuerzas para ponerla en práctica. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.



ENRIQUE SANZ - (DEVOCIONAL "DIOS TE HABLA")









Cubriéndose por vergüenza 20 marzo





“Después de que lo crucificaron, echaron suertes para repartirse sus vestidos, con lo que se cumplió lo dicho por el profeta: ‘Se repartieron mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.’” Mateo 27:35 (Leer Juan 19:23-24)


La mayoría de nosotros en algún momento de nuestra vida hemos pasado vergüenza. Vergüenza por algo que hicimos una vez y que sólo lo recordamos muy de vez en cuando. Vergüenza por algo que alguien nos hizo y que no podemos olvidar. Vergüenza por algo que no podemos ni evitar ni cambiar. Vergüenza por algo que quizás ni siquiera debería darnos vergüenza, pero que igual lo hace.

Cuando los soldados crucificaron a Jesús, le quitaron la ropa. Sin embargo, casi todas las pinturas que existen de su crucifixión muestran a Cristo con un taparrabos. Indudablemente, esto es más una expresión de deseo, que una muestra de la realidad. Porque los romanos tenían por norma crucificar desnudas a las personas, ya que la vergüenza formaba parte del castigo.

Y eso fue algo que Jesús también cargó por nosotros. Él vino para estar con nosotros en medio de nuestro sufrimiento y vergüenza. Pero también vino para quitarnos la vergüenza y cargarla sobre sí mismo. Al cargar nuestra vergüenza a la cruz, Jesús nos dio a cambio su honor, su consuelo y su gloria.

Jesús murió desnudo para vestirnos a nosotros en el perdón de su amor. "Porque todos ustedes, los que han sido bautizados en Cristo, están revestidos de Cristo" (Gálatas 3:27). Ahora, cuando Dios nos mira, sólo ve a sus amados hijos limpiados por Jesús.


ORACIÓN: Gracias, Jesús, por hacerte cargo de cubrir mi vergüenza. Te pido que cada día renueves mi corazón con tu amor. Amén.



CRISTO PARA TODAS LAS N. - (DEV. “ALIMENTO DIARIO”)









El consuelo del oasis 20 marzo





“Todos lloraban y lamentaban por ella. Pero él dijo: -No lloren. Ella no ha muerto sino que duerme.” Lucas 8:56 (Leer: Lucas 8:40-42, 49-56)


Un amigo me contó una historia muy conmovedora; me dijo que él nunca había pensado mucho en Jairo, el oficial de la sinagoga quien le pidió al Señor que fuera a su casa y sanara a su moribunda hija. No había entendido la profundidad de su abatimiento. Nunca había pensado en la tristeza de su corazón cuando el mensajero llegó ante él y le dijo: “Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro.” (Lucas 8:49)

No comprendía la desolación y zozobra de aquel hombre… hasta que en aquella fría noche de invierno escuchó las palabras que ningún padre quiere oír; era la policía que con un insensible tono le repitió aquellas mismas palabras que le dijeron a Jairo: “Tu hija ha muerto”.

La hija de Jairo apenas tenía 12 años cuando murió víctima de una enfermedad, mientras que su hija tenía 15 años cuando un irresponsable que conducía alcoholizado, le arrebató la vida mientras se dirigía a casa. Esto destrozó el corazón de toda la familia.

La hija de Jairo fue regresada a la vida por el toque resucitador de nuestro Señor. Su hija nunca le fue devuelta físicamente; pero hubo un consuelo, el caso de su hija no fue una total tragedia, pues desde muy pequeña había depositado su fe en Jesús, y esta decisión la había sanado espiritualmente de la enfermedad mortal que todos padecemos: el pecado (Romanos 6:23). Su consuelo venía de saber que su pequeña niña había iniciado su existencia eterna al lado del Señor, “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Fil. 1:21).


1. Dos historias, dos hijas, un resultado diferente, el mismo Jesús. Su amor y compasión tocó las vidas de ambas, un milagro que devolvió temporalmente a una de ellas; el otro fue un milagro que le permitió a una joven disfrutar de vida eterna. Finalmente las dos historias terminan con una misma paz, un mismo consuelo, un Dios todopoderoso.


2. Los desiertos de la vida tendrán siempre el consuelo del oasis de la paz de Dios.



HG/MD -  (DEVOCIONAL DIARIO “MI DEVOCIONAL”)









Una buena estación 20 marzo





“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” Eclesiastés 3:1 (Leer: Eclesiastés 3:1-11)


Hoy es el primer día de primavera en la mitad norte del mundo. Si vives en Australia, es el primer día de otoño: el equinoccio de primavera en el hemisferio norte y el de otoño en el sur. El sol brilla directamente sobre el ecuador, y el día y la noche tienen la misma cantidad de horas en casi todo el mundo.

Las nuevas estaciones del año son importantes para muchos. Algunos cuentan los días con la esperanza de lo que pueda traer la nueva temporada. Quizá estás marcando el calendario, esperando que llegue la primavera y se vaya el frío. O tal vez, en otro lado del mundo, estás deseando que llegue el otoño para que alivie el calor abrasador.

La vida también atraviesa temporadas que no tienen nada que ver con el clima. El autor de Eclesiastés nos dice que hay un tiempo para cada actividad debajo del sol; un tiempo establecido por Dios para que vivamos (3:1-11).

Moisés habló de una nueva etapa en su vida después de haber guiado a los israelitas por el desierto (Deuteronomio 31:2) y entregarle el liderazgo a Josué. Y Pablo enfrentó una temporada de soledad durante su arresto en Roma, pidiendo que lo visitaran, pero entendiendo que Dios estaba a su lado (2ª Timoteo 4:17).

Independientemente de las estaciones de la vida, demos gracias a Dios por su majestad, ayuda y compañía.

Señor, gracias por cada etapa de mi vida.

Cada etapa, temporada o «estación» de la vida tiene una razón para el regocijo.


   
(La Biblia en un año: Josué 4–6 Lucas 1:1-20)



DAVE BRANON - (DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")









Confianza peligrosa 20 marzo





“Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.” Filipenses 3:7 (Lea: Filipenses 3:4-7)


¿Cuál era la base de la confianza de Pablo de que podría lograr su misión? Él podía tener confianza en cuatro cosas: su linaje, su ortodoxia, su actividad y su moralidad. Pero es importante ver cuándo fue que Pablo cambió su opinión sobre estos asuntos. La mayoría de los comentadores sugieren que el cambio ocurrió en el polvo del camino a Damasco, cuando fue convertido en ese notable encuentro con Jesucristo. No creo que eso sea cierto. De hecho sólo uno de esos valores fue cambiado en ese momento.

Cuando Saulo de Tarso, el perseguidor, cegado por la luz, fue llevado cautivo a Damasco, la única área de orgullo mencionada aquí que había renunciado era su persecución de la iglesiaE inmediatamente se ocupó en otra dirección y sustituyó otra forma de actividad en la que tomó gran orgullo. Creo que podemos decir con toda segu-ridad que durante por lo menos cinco a diez años después de su conversión, Pablo tenía tanta confianza en la carne como antes de la conversión. Su vida, por tanto, era tan estéril e inefectiva como cuando era Saulo de Tarso y perseguía a la iglesia, con una excepción: fue nacido de nuevo, y el Espíritu Santo le estaba enseñando lo que necesitaba para convertirse en un ministro efectivo para Jesucristo.

Pablo mismo nos dice cuándo fue que empezó a aprender la lección. En 2ª de Corintios 11, en respuesta a las demandas de estos corintios carnales, se gloría en su actividad, como lo estaban haciendo ellos. Él dice, en el versículo 30: “Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad”. Dice: “En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas puso guardias en la ciudad de los damascenos para apresarme; y fui descolgado en un canasto desde una ventana del muro, y escapé de sus manos” (2ª Corintios 11:22-23).

De todas las cosas que Pablo podía relatar, todos los triunfos y crisis, lo que recordaba más que ninguna otra cosa fue cuando fue descolgado en un canasto desde una ventana del muro. ¿Por qué? Síguele la pista a las circunstancias en el libro de los Hechos. Suena como que cuando Pablo fue convertido se quedó en Damasco y comenzó a predicar en las sinagogas inmediatamente. Pero Pablo mismo nos dice en la carta a los Gálatas que algo se interpuso, de modo que inmediatamente después de su conversión se fue a Arabia y pasó tres años allí. Sin duda repasó todos aquellos pasajes del Antiguo Testamento que anteriormente había leído con ojos cegados, y vio a Jesucristo en cada página. Debió de entrar en su corazón un deseo profundamente arraigado, dándose cuenta de que era un hebreo de hebreos. Comenzó a pensar que era el recipiente elegido de Dios para alcanzar a Israel para Dios. En esa confianza, volvió a la ciudad de Damasco, y leemos que volvió a las sinagogas demostrando desde las Escrituras que Jesús era el Cristo.

En vez de abrumarles, encontró una resistencia de duro corazón desarrollándose en contra de él, hasta que se convirtió en actual odio. Finalmente aprendió que había una conspiración en contra de su vida, y lo único que le quedó fue ser llevado por los discípulos, como un criminal común, en medio de la noche, y descolgado en un canasto desde una ventana del muro, para que se pudiera ir a cualquier sitio y buscar seguridad. Te puedes imaginar lo que había en su corazón. Y se fue de la ciudad de Damasco derrotado, desalentado, y con todos sus sueños colapsados alrededor de su cabeza.

Esta fue una de las muchas experiencias donde Pablo aprendió que todo su trasfondo, entrenamiento y educación, su linaje y moralidad y actividades no añadían nada al propósito de Dios en él. Fue traído al sitio donde podía escribir: “cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo”.

Este es el gran secreto de la vida de un cristiano. No puedes confiar en la carne y en Cristo. Es una cosa o la otra. Si crees que más educación y más oración, o más esfuerzo o más fervor, o más estudio de la Biblia, o más de cualquier otra cosa te va a hacer mejor sirviente de Dios, estás poniendo confianza en la carne. No, Cristo es todo lo que necesitas. Él puede suplir toda necesidad. Él puede enfrentarse con cualquier falta y cada situación. ¡Ahora créetelo! ¡Cuéntalo como verdad! Él probablemente te llevará a estudiar más, orar más, a trabajar duro, a aprender más, pero sabrás que estos sólo son instrumentos mediante los cuales el poder de Su vida puede fluir. Cuando Pablo pudo salir de sí mismo, pudo entrar a la plenitud de Cristo. ¿Has aprendido eso?


ORACIÓN. Padre, sea que estas palabras sean más que palabras para mí, que pueda percibir este brillante secreto del corazón del apóstol, que efectivamente vea que has proveído otra manera por la cual se puede vivir la vida: no en mi propia fuerza, no en ninguna confianza en lo más mínimo en lo que yo hago, pero en quien Tú eres.


APLICACIÓN PARA LA VIDA. ¿Valoramos nuestra valía por nuestras posesiones y/o logros? ¿Estamos tan envueltos en el síndrome del esfuerzo propio y la derrota propia? ¿No es tiempo de cortar por lo sano y elegir el valor supremo de nuestra unión con Cristo?



RAY STEADMAN - (DEV. "EL PODER DE SU PRESENCIA")









Una vida vencedora de gozo 20 marzo





Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Filip. 4:4-8


¿En qué te enfocas realmente? ¿Estás completamente envuelto en la parte más quebrantada de tu vida o te concentras en aquella área que no está funcionando bien? Si no tenemos cuidado, podemos obsesionarnos con un problema y olvidarnos de las muchas cosas bellas que Dios está haciendo.

Hace unos años, mi esposa y yo compramos un auto nuevo. Era muy silencioso y me encantaba conducirlo. Pero un día una piedrita salió volando del pavimento y golpeó el parabrisas, causando sólo un pequeño defecto. Pospuse el arreglo y poco a poco ese pequeño orificio comenzó a agrandarse y en poco tiempo sólo pensaba en ello. Cada vez que pensaba en mi hermoso auto nuevo, me obsesionaba con esa ventana dañada que se ponía peor y peor por mi descuido.

Eso sucede en nuestras vidas a veces. Las cosas que deben ser dádivas preciosas de Dios se oscurecen por una pequeña (o no tan pequeña) molestia y comenzamos a murmurar, a quejarnos, a comparar. Y en lugar de caminar en victoria y gratitud, somos consumidos por las partes rotas.

Pablo se está refiriendo a esto aquí, instruyéndonos a practicar el vivir una vida vencedora de gozo y acción de gracias, pensando y hablando de las cosas que son puras, nobles y dignas. ¡El resultado glorioso es que el Dios de la paz estará con nosotros!



GARY WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)









¿Dos espíritus o uno? 20 marzo





“un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación.” Efesios 4:4 


Aunque hubo distinciones de ministerio, el mismo Espíritu Santo ha estado obrando tanto en el Antiguo como en el Nuevo Pacto.

La famosa transmisión de radio del 30 de Octubre de 1938, en donde Orson Welles y sus compañeros actores engañaron a muchas personas haciéndolas creer que una invasión de Marte estaba ocurriendo, es un clásico ejemplo de cómo la mala comunicación puede distorsionar drásticamente el entendimiento de la gente de los hechos. Porque muchos radio escuchas no pusieron atención a la advertencia de dramatización de naturaleza ficticia de la Guerra de los Mundos, miles entraron en pánico al creer que los marcianos habían comenzado a invadir la ciudad de Nueva York y el resto de la costa este. No mucho tiempo después de que terminó el programa, la gente se dio cuenta de que no había sido una transmisión de hechos reales. Sin embargo,  fueron necesarias disculpas y aclaraciones en los días posteriores.

La verdad bíblica rara vez es mal comunicada con el mismo tipo de sensación como resultado. Pero eso no significa que nunca necesitemos corregir nuestra forma de pensar en ciertas doctrinas. Una de ellas concierne al Espíritu Santo, debido a la enseñanza popular referente a las diferencias del Antiguo y Nuevo Pacto, muchos cristianos han entendido al Espíritu Santo y su función ser muy diferente entre los Testamentos.

Pero el apóstol Pablo aclara en Efesios 4:4 que sólo hay un Espíritu (véase también 1ª Cor 12:11, 13). Pablo también sabía que como el Espíritu Santo es Dios, Él no cambia, el mismo Espíritu ha estado obrando a través de la historia redentora. Podemos creer con certeza que el Espíritu Santo siempre será el agente salvador que atrae a la gente al Señor. Eso es lo que Jesús enseñó cuando habló con el maestro judío Nicodemo acerca del nuevo nacimiento (Juan 3:5-10). Hay distinciones importantes entre el papel del Espíritu  Santo del Antiguo y del Nuevo Pacto (ver Hch 1:5). Su obra en el Nuevo Pacto es más íntimo y personal para los creyentes, pero Su carácter esencial siempre ha sido el mismo.

Debemos de regocijarnos en que no hay confusión entre dos espíritus, sino en que sólo hay un Espíritu Santo que ha estado activo en el plan de Dios desde Génesis 1:1 hasta ahora y por toda la eternidad.



JOHN MACARTHUR - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)









TRADUCCIÓN