jueves, 9 de octubre de 2014

HUYENDO DE LA RAZÓN 9 octubre

HUYENDO DE LA RAZÓN – FRANCIS A. SCHAEFFER






Cabe esperar de quien va a vivir durante cierto tiempo en un lejano país que aprenda la lengua de su nuevo hogar. Sin embargo, va a necesitar algo más si realmente quiere comunicarse con las personas en medio de las cuales habrá de vivir. Deberá aprender además, otro idioma: el de las formas de pensamiento del pueblo con el que hablará a diario. Solamente así establecerá una auténtica comunicación.

Lo mismo vale para la Iglesia Cristiana. Su responsabilidad no consiste solamente en sostener los principios básicos, bíblicos, de la fe cristiana, sino, también, comunicar estas verdades inalterables a la generación en medio de la cual vive y realiza su ministerio.

Cada generación de cristianos tiene este problema de aprender a hablar de manera significativa a su propia época. Este problema no puede ser resuelto sin una previa comprensión de los cambios de las situaciones existenciales con que la Iglesia tiene que enfrentarse. Por consiguiente, si hemos de comunicar la fe cristiana de manera efectiva, habremos de conocer y comprender las formas de pensamiento de nuestra propia generación. Estas formas diferirán, ligeramente, de un lugar a otro, y más, todavía, de una nación a otra. No obstante, ciertas épocas, como la nuestra, presentan algunas características que se dan de igual modo en dondequiera que vayamos. Son estas características las que quiero estudiar de manera especial en el presente libro. Y el motivo para hacerlo está lejos de ser simplemente el mero deseo de satisfacer una curiosidad intelectual. A medida que avancemos en nuestra investigación, veremos más claramente el vasto alcance de las consecuencias prácticas que se derivan de un correcto entendimiento de los movimientos del pensamiento.

Tal vez alguien se sorprenda al ver que comienzo con Tomás de Aquino el análisis de las corrientes del pensamiento moderno e inicio mi trabajo abriéndome camino a partir del siglo XIII. Pero, estoy convencido de que nuestro estudio debe ocuparse, al mismo tiempo y simultáneamente, tanto de la historia como de la filosofía. Si queremos entender las corrientes del pensamiento contemporáneo, tenemos que ver cómo el panorama actual ha llegado a ser lo que es en el devenir histórico y, también, observar con algún detalle el desarrollo de las formas de pensamiento filosófico. Solamente cuando hayamos llegado a este punto, estaremos en condiciones de pasar a la consideración de los aspectos prácticos que nos plantea la comunicación de la verdad inalterable en un mundo cambiante. (PRÓLOGO)









TRADUCCIÓN