REMEDIOS PRECIOSOS CONTRA LAS ARTIMAÑAS
DEL DIABLO – TOMÁS
BROOKS
En este capítulo
trataremos con una de las formas en que Satanás procura conducir a los
creyentes al pecado. Este método consiste en mostrarles que hay placer en el
pecar, ocultándoles la tristeza y las consecuencias que el pecado les traerá.
El pecado puede parecer muy placentero y Satanás quiere que los creyentes
piensen acerca de él de esta manera. El diablo sabe que si caemos en el error
de pensar así, el pecado nos parecerá muy atractivo y nos olvidaremos de la
verdad que el pecado es cruel y dañino. Dios les dijo a Adán y a Eva que no
comieran del fruto del árbol o morirían, más Satanás dijo a la mujer que
comiendo del fruto serían como dioses. Satanás hizo que la desobediencia
pareciera muy atractiva y placentera. Satanás continúa haciendo lo mismo hasta
el día de hoy. Por ejemplo, en el desierto trató de tentar a Jesús en la misma
forma. Le enseñó a Jesús todos los reinos y su gloria, ofreciéndoselos a
condición de que Jesús le adorara. Cuan hermoso y atractivo trató de presentar
el pecado. Sin embargo, Jesús no fue seducido por la astucia del diablo.
¿Cómo pueden los
creyentes resistir a Satanás, cuando hace que el pecado sea tan atractivo? Hay cuatro
remedios que nos pueden ayudar para no ser atraídos por el pecado en esta
manera.
-Primero, los creyentes deben mantenerse alejados del pecado tanto
como puedan. (1 Tes. 5:22 - Prov. 5:8). Una persona que camina a la orilla del precipicio, puede caer en cualquier
momento. Si el creyente camina cerca de lo que es pecaminoso, no debe
sorprenderse si es atrapado por el pecado. Pablo dijo a los cristianos que
odiaran la maldad y que la odiaran intensamente. (Rom. 12:9)
-Segundo, los creyentes deben recordar que el placer del pecado
pronto se convierte en amargura (Job
20:12-14). El pecado puede brindar placer por un rato y parecernos fácil al
principio (Heb. 11:25); pero al fin, el dolor producido es mayor que el placer
que se recibe. Es como la comida con veneno; tiene buen sabor, pero si no es
arrojada es mortal. El pecado que se come en la tierra se tendrá que digerir en
el infierno.
-Tercero, Los creyentes deben recordar que el pecado les hará perder
aquello que es realmente bueno. Los que ceden ante el pecado pierden el favor
de Dios. Su gozo espiritual se desvanece y pierden la paz de su corazón. El
Espíritu Santo es contristado y su influencia vivificadora languidece. El
pecado les hace perder estas cosas buenas. Entonces, el diablo les está
engañando porque el pecado no es realmente placentero. (Sus comodidades siempre
son temporales.)
-Cuarto, Los creyentes deben fijarse bien en la forma como el
pecado engaña. El pecado es el más grande engañador y es la causa de todo el
engaño que hay en el mundo. En sí mismo, el pecado es sobremanera pecaminoso (Heb. 3:13) Cuando el pecado los ha
engañado, los creyentes frecuentemente se niegan a admitirlo y contrariamente
piensan que están bien. El pecado les hace creer que el mal es bueno. Basta
pensar en lo ocurrido con Faraón, Balaam y Judas para darnos cuenta que una
persona puede conducirse pecaminosamente pensando que está actuando bien. En tales
ejemplos podemos observar cómo es que una persona puede estar dispuesta a
perder a Dios, el cielo, Cristo y aún su propia alma porque no quiere dejar sus
pecados. No hay nada tan engañoso como el pecado. Recuerda que el pecado no es
placentero sino amargo, y no importa qué tan agradable parezca. No dejes que Satanás
te aleje de Dios con un engaño como éste. (CAPÍTULO
1)