sábado, 11 de octubre de 2014

SIGUIENDO A CRISTO 11 octubre

SIGUIENDO A CRISTO – R. C. SPROUL



Por favor, ¿quiere ponerse de pie el Jesús verdadero? Hay tantos retratos de Jesús en las galerías del mundo que parece no haber esperanza de despejar la confusión sobre quién es Cristo. Tantas son las imágenes incompatibles que se ofrecen de Cristo que algunos han abandonado en desesperación el esfuerzo por lograr un cuadro exacto de su verdadera identidad.


Necesitamos a Cristo. Necesitamos al Cristo real. Pues, sencillamente, no nos sirve un Cristo nacido de una vana especulación o fraguado para encajarlo en algún molde filosófico. Un Cristo "artificial", un Cristo de componendas no puede redimir a nadie. Un Cristo aguado, despojado de poder, degradado de Su gloria, reducido a un símbolo o a la impotencia por la cirugía de la erudición académica no es Cristo, sino el anticristo.

El "anti" de anticristo puede interpretarse como los prefijos "en contra de" o "en lugar de". Hay una diferencia en el lenguaje; mas en la vida esa es una distinción sin diferencia, porque suplantar con un retrato al Jesús verdadero es obrar contra Cristo. Cambiar o alterar al Cristo real es oponérsele con un Cristo falso.


Jamás hubo en la historia otra persona que haya provocado tanto estudio, críticas, prejuicios o devoción como Jesús de Nazaret. La influencia titánica de este hombre lo hace blanco principal de los flechazos de la crítica y objeto preferido de revisión, según el prejuicio del intérprete. El Jesús histórico ha sufrido el destino de una figura de cera. Su retrato ha sido modificado y ajustado a la fantasía de aquellos que procuran sumarlo a su bando y hacer de Él un aliado en una hueste de causas militantes, muchas de las cuales se excluyen mutuamente. Jesús puede ser transformado en un camaleón en el laboratorio del teólogo. La piel le cambia de color para ajustarse al trasfondo que pinta el teólogo. Se han hecho rigurosos intentos académicos para descubrir al Jesús histórico "real" que está tras Su retrato neotestamentario. Estos intentos de penetrar el muro de la historia, de fisgonear tras el velo del testimonio apostólico primitivo, nos enseñan mucho sobre el prejuicio de los académicos, pero añaden poco o nada a nuestra comprensión del Jesús real. Los académicos han descubierto tras el velo, un espejo que refleja sus propios prejuicios a un Jesús creado a la propia imagen de ellos. (¿QUIÉN ES JESÚS? 1 PARTE)











TRADUCCIÓN