ESCOGIDOS POR DIOS – R.C. SPROUL
En la mayoría de las discusiones acerca de la predestinación, existe una gran preocupación acerca de proteger la dignidad y libertad del hombre. Debemos también observar la importancia crucial de la soberanía de Dios. Si bien Dios no es una criatura, Él es personal, con una dignidad y libertad supremas.
Somos conscientes de los intrincados
problemas que rodean la relación entre la soberanía de Dios y la libertad
humana. Debemos también ser conscientes de la estrecha relación entre la
soberanía y la libertad de Dios. La libertad de un soberano es siempre mayor
que la libertad de sus súbditos.
Cuando
hablamos de la soberanía divina, estamos hablando acerca de la autoridad de
Dios y el poder de Dios. Como soberano, Dios es la suprema autoridad del cielo
y la Tierra. Toda
otra autoridad es una autoridad inferior. Cualquier
otra autoridad que exista en el universo se deriva y es dependiente de la
autoridad de Dios. Todas las demás formas de autoridad existen bien por el
mandato de Dios o con el permiso de Dios.
La
palabra autoridad contiene dentro de sí la palabra autor. Dios es el autor de
todas las cosas sobre las cuales tiene autoridad. Él creó el universo. Es el
propietario del universo. Su propiedad le da ciertos derechos. Puede hacer con su universo lo que agrade a
su santa voluntad. Asimismo todo poder en el universo fluye del poder de
Dios. Todo poder en este universo está subordinado a Él. Aun Satanás carece de
poder sin el soberano permiso de Dios para actuar. (CAP. 2: LA
SOBERANÍA DE DIOS)