Cuando los tres
jóvenes que conocemos como “los tres jóvenes hebreos” fueron arrojados al horno
de fuego, un cuarto hombre estaba allí con ellos: ¡Jesús! Los hombres no se
quemaron; de hecho, su ropa y cabello ni siquiera olían a humo cuando salieron
del horno. ¡Amado, esa es la clase de liberación que Dios quiere darte!
¿Cuál es la
motivación de Dios por querer librarte? ¿Es porque has hecho algo para
apaciguarlo? ¿Has aumentado tu tiempo de oración? ¿Pasas más tiempo leyendo las
Escrituras? ¿Has prometido que nunca volverás a fallarle? Isaías tuvo la
verdadera revelación: “Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste
honorable, y yo te amé" (Isaías 43:4).
Dios le estaba
diciendo a Israel: “Estás a punto de pasar por fuegos e inundaciones, pero yo
voy a caminar contigo a través de todo ello. ¡Y al final, te libraré
simplemente porque eres mía! Te conozco por tu nombre y eres el deleite de mi
corazón”.
“Porque por
gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).
Tú podrás
decir: “Yo puedo creer que Dios se deleita en los pastores justos. Ellos oran y
pasan tanto tiempo en la Palabra. Y los ancianos e intercesores han soportado
pruebas y tribulaciones y han vencido. Pero me resulta difícil creer que un
cristiano preocupado e inseguro pueda ser precioso para Dios”.
Incluso si
vivieras hasta los quinientos años, no vivirías lo suficiente como para agradar
a Dios por tu aspecto propio. Tal vez el diablo te haya convencido de que has
decepcionado a Dios y nunca podrás complacerlo. Pero eso es una mentira porque
tú has sido salvo y perdonado.
¡Oh, gracias a
Dios por Jesús! Su gracia te permite caminar en victoria.
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)