“Y todo lo que hagan, háganlo de buen ánimo como para
el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa
de la herencia. ¡A Cristo el Señor sirven!” Colosenses 3:23-24 (Leer: 2ª Tesalonicenses
3:6-15)
La mayoría de
nosotros experimentará durante su vida, toda una variedad de trabajos; algunos
nos encantarán, de otros aprenderemos mucho y algunos preferiremos borrarlos
del historial laboral. Personalmente he
tenido bastantes trabajos, desde agricultor, vendedor de marcos fotográficos de
puerta en puerta, mensajero, técnico en computadores, hasta estratega
empresarial, tan sólo por citar algunos.
Pero aun si nos
gustan nuestras experiencias laborales, estas son mejores que la alternativa de
no tener trabajo o estar ociosos. Nuestros trabajos pueden llegar a tener un
gran valor, cuando verdaderamente los realizamos no sólo por la paga, sino
también para obtener la aprobación de Dios, siendo un buen ejemplo de lo que Él
desea que seamos, hijos con un buen testimonio.
El poeta y
filósofo inglés Taylor Coleridge (1772-1834), describía de la siguiente forma
la conexión especial que existe entre el trabajo y el valor: “El trabajo sin
esperanza saca néctar con un cedazo, y la esperanza sin objetivo no puede
vivir”. De esta frase podemos entender
que nuestro trabajo debe tener una esperanza, un objetivo claro para
mantener su valor. Pero, ¿dónde encontramos esa esperanza?
Esta es una
idea que también encontramos en la Biblia; según la carta a los Colosenses, los
creyentes debemos trabajar “como para el Señor” (Col. 3:23), ya que Él es el
único que realmente nos puede recompensar, porque es al Señor a quien servimos
(Col. 3:24). Las personas a nuestro alrededor deben conocernos como arduos
trabajadores que nunca se cansan de hacer el bien (2ª Tes.3:6-15).
1. Debemos honrar a Dios, teniendo un
testimonio que otros puedan observar fácilmente a través de actos de vida.
2. El trabajo diario que hacemos tiene un
valor eterno, nos brinda esperanza interna así como también a las personas a
nuestro alrededor.
MD/HG -
(DEV. PROVERBIOS: “SABIDURÍA DIVINA PARA LA VIDA DIARIA”)