“Porque escrito está: Sean santos porque
yo soy santo.” 1ª Pedro 1:16 (Leer
1ª Pedro 1:10-16)
Aunque para
algunas personas sea incómodo, encontramos un claro mandato específicamente en
dos pasajes, Levítico 11:44 y 1ª Pedro 1:16: “Sean santos porque yo soy santo”. Este
es quizás uno de los mandamientos más difíciles de obedecer de toda la Palabra
de Dios.
Entonces, ¿cómo
podremos ser santos como Dios lo pide? La razón por la cual lo necesitamos como
nuestro Señor y Salvador, es precisamente porque no somos santos, Romanos 3:23
dice concretamente: “porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios”. Incluso
después de que hemos depositado nuestra fe en Cristo, a causa de nuestro
pecado, necesitamos de Él. ¿Cómo podemos
tan siquiera acercarnos un poco a ser tan santos como es Dios?
El desafío que
enfrentamos de tratar de igualar a Dios con respecto a la santidad, puede ser
demasiado complicado para intentarlo. Pero la respuesta está contenida en esa
misma limitación, por nuestras propias fuerzas nunca lo podremos hacer, debemos
ceder el control de nuestra vida al Espíritu Santo, el Consolador (Juan 14:26),
sólo Él lo puede hacer a través de nosotros “porque Dios es el que produce en
ustedes tanto el querer como el hacer para cumplir su buena voluntad.”
(Filipenses 2:13).
Para empezar a
lograr esto debes ir un paso a la vez, estar consciente de si lo que haces,
dices o piensas, refleja la santidad de Dios. Quizás trates mal a los demás o
tengas un pecado en lo secreto, reconoce ante Dios este problema, pide su ayuda
y sobre todo su perdón, Él te ayudará a tener una vida más agradable ante Dios.
1. Paso a paso puedes ir cambiando tus
costumbres y formas de pensar, deshazte de acciones que no son santas; haciendo
esto te irás acercando cada vez más a Dios. Como creyentes en Cristo no hay un
desafío mayor que reflejar su carácter y prioridades.
2. Si quieres ser como Cristo debes estar
siempre a su lado.
HG/MD – (DEVOCIONAL DIARIO “MI DEVOCIONAL”)


