“Lo mismo pasa con ustedes. Puesto que
anhelan tener los dones espirituales, procuren abundar en ellos para la
edificación de la iglesia.” 1ª Corintios 14:12
Uno tiene que
apreciar el interés del apóstol Pablo por el funcionamiento de la iglesia. Al
escribirles a los creyentes en Corinto, trata una serie de asuntos que estaban
afectando la fe y la vida de esa congregación: divisiones entre ellos, inmoralidad
sexual, juicios frívolos entre sus miembros, problemas relacionados con el
matrimonio y la circuncisión, idolatría, el mal uso de los dones espirituales.
Todas estas cosas, y sin duda más, plagaban tanto la vida de esta iglesia, que
Pablo les habló como si fueran niños en la fe.
"Hermanos,
yo no pude hablarles como a personas espirituales sino como a gente carnal,
como a niños en Cristo. Les di a beber leche, pues no eran capaces de asimilar
alimento sólido, ni lo son todavía, porque aún son gente carnal. Pues mientras
haya entre ustedes celos, contiendas y divisiones, serán gente carnal y vivirán
según criterios humanos" (1ª Corintios 3:1-3).
Lamentablemente,
los problemas que enredaron la vida de los creyentes en Corinto y las
perturbaciones que agobiaron la salud y la madurez espiritual de la iglesia no
son infrecuentes entre las iglesias actuales. También tenemos problemas que nos
dividen, preocupaciones que nos desgastan y malentendidos que erosionan nuestra
unidad y comprometen nuestra integridad como seguidores de Cristo.
En respuesta a
esto, Pablo dice que debemos "procurar abundar en los dones para la
edificación de la iglesia". Aquí toma las riendas para guiar a la asamblea
corintia en la dirección correcta. Les recuerda que, en la edificación de la
iglesia, en la atención a la comunidad y en la satisfacción de sus necesidades,
Cristo es el centro, aquel en quien ellos confían. Los lazos especiales con
Pablo o Apolos o Cefas, no lo harán. "Porque nosotros somos colaboradores
de Dios, y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de
Dios" (1ª Corintios 3:9).
Cuando se trata
del derramamiento de los dones espirituales, Pablo enfatiza una vez más la
unidad cooperativa del cuerpo de Cristo: "Todo esto lo hace uno y el mismo
Espíritu, que reparte a cada uno en particular, según su voluntad. Porque así
como el cuerpo es uno solo, y tiene muchos miembros, pero todos ellos, siendo
muchos, conforman un solo cuerpo, así también Cristo es uno solo. Por un solo
Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, tanto los judíos como los
no judíos, lo mismo los esclavos que los libres, y a todos se nos dio a beber
de un mismo Espíritu. (1ª Corintios 12:11-13).
Y lo que
realmente debería unirnos, como Pablo tan elocuentemente les dice a los
corintios y a las muchas otras iglesias que visitó, es el amor. El amor es lo
que supera todo lo demás. El amor es lo que evita los celos, la vanidad, y las
pequeñas diferencias. El amor es lo que actúa en circunstancias difíciles,
buscando siempre ser más como Jesús.
Somos su
cuerpo, un cuerpo formado por miembros individuales como tú y yo.
ORACIÓN. Señor Jesucristo, nos has dado el
privilegio de ser tu cuerpo en la tierra. Renueva nuestras mentes y corazones
para amar a los demás como tú nos has amado. En tu nombre oramos. Amén.
Paul Schreiber
PARA EL CAMINO – (DEVOCIONAL “ALIMENTO DIARIO”)