“Cuando venga el Hijo del Hombre,
¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:8). ¿Por qué haría
Jesús una pregunta así? Ello implica una falta de fe, no sólo entre los
mundanos sino entre el pueblo de Dios.
La fe es uno de
los temas más comentados en la iglesia. Se están haciendo grandes obras y se
emprenden grandes proyectos, todo en nombre de la fe. Entonces, ¿qué quiere
decir Jesús al preguntar: “Cuando finalmente suene la trompeta, ¿hallaré algo
de fe?”. En Hebreos, hallamos una pista alarmante: “Mirad, hermanos, que no
haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del
Dios vivo” (Hebreos 3:12).
Uno de los
casos de incredulidad más familiares se encuentra en la historia de Zacarías,
el padre de Juan el Bautista. Acá tenemos a un sacerdote devoto y piadoso que
sufrió debido a un solo episodio de incredulidad. Las Escrituras dicen que
Zacarías era “justo delante de Dios, y andaba irreprensible en todos los mandamientos
y ordenanzas del Señor” (ver Lucas 1:6). Él ministraba fielmente y era un
siervo respetado y fiel, pero cuando el
ángel Gabriel trajo el mensaje de que iba a tener un hijo, Zacarías se llenó de
dudas y sucumbió ante la incredulidad. Dios no tomó amablemente la duda de
Zacarías y lo hizo mudo: “Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el
día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se
cumplirán a su tiempo” (Lucas 1:20).
Sólo un pecado
impidió a Israel entrar a la Tierra Prometida: ¡La incredulidad! “Y vemos que
no pudieron entrar a causa de incredulidad” (Hebreos 3:19). “Procuremos, pues,
entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de
desobediencia” (Hebreos 4:11).
Nuestro Dios
nos ha hecho promesas increíbles y desea que lo mantengamos en esas promesas.
Te animo a que tomes su maravillosa Palabra y entres en su reposo prometido.
Entonces tu vida será un resplandeciente testimonio para esta generación.
DAVID WILKERSON – (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)