“Porque somos […] creados en Cristo Jesús para
buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas.” Efesios 2:10 (Leer Efesios 2:6-10)
Cuando un fornido desconocido se nos acercó a
mi esposa y a mí en una calle en el extranjero, retrocedimos atemorizados.
Nuestras vacaciones no habían ido bien: nos habían gritado, engañado y
extorsionado varias veces. ¿Íbamos a ser intimidados otra vez? Lo sorprendente
fue que el hombre solamente quería mostrarnos desde dónde podíamos ver mejor la
ciudad. Después, nos regaló una barra de chocolate, sonrió y se fue. Ese
pequeño gesto nos alegró el día… y salvó todo el viaje. Nos sentimos
agradecidos, tanto al hombre como a Dios, por habernos dado ánimo.
¿Qué hizo que el hombre se acercara a dos
desconocidos? ¿Había estado todo el día dando vueltas con un chocolate,
buscando bendecir a alguien?
Es asombroso cómo la acción más sencilla
puede generar la mayor sonrisa; y que tal vez, guíe a alguien a Dios. La Biblia
enfatiza la importancia de hacer buenas obras (Santiago 2:17, 24). Es
desafiante saber que Dios no sólo nos capacita para hacerlas, sino que incluso
las «preparó de antemano para que anduviésemos en ellas» (Efesios 2:10).
Quizá el Señor haya hecho arreglos para que
nos «crucemos» con alguien que necesita una palabra de aliento y una mano que
lo ayude. Lo único que tenemos que hacer es obedecer.
Señor, ayúdame a ser obediente y compartir con otros tu amor, como tú me
amaste a mí.
¿Por quién puedes orar hoy, y ayudar a esa
persona? ¿A quién está poniendo Dios en tu camino?
(La Biblia en un año: Levítico 1–3
— Mateo 24:1-28)