lunes, 28 de mayo de 2018

Cuando ocurre un desastre 28 mayo





“Por tanto, todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” 2ª Corintios 3:18 (Leer Colosenses 3:8-17)


Si desea devolverle su brillo a antiguas monedas de bronce, puede seguir un sencillo procedimiento que consiste en aplicarles un baño de ácido nítrico diluido; luego de unos minutos la suciedad acumulada será sustituida por el clásico brillo del bronce, y si la moneda no está muy deteriorada, se podrán apreciar los detalles de las imágenes que fueron estampadas en ellas.

Ciertamente sabemos que fuimos creados a la imagen de Dios (Génesis 1:26), pero debido a la entrada del pecado en el mundo, esa imagen ha sido desfigurada; no obstante, aun portamos su imagen.

En el momento que invitamos a Jesús a entrar en nuestra vida como Señor y Salvador, Él empieza a restaurar esa imagen a su forma original.  Nos transforma para hacernos iguales a Él (2ª Corintios 3:18). Este proceso es llamado santificación, y consiste en despojarse de viejas conductas y vestirse de otras nuevas, para ser más como Él en su carácter y prioridades. Como ejemplo de comportamientos que debemos desechar están: la “ira, enojo, malicia, blasfemia y palabras groseras de su boca” (Colosenses 3:8); mientras que en contrapo-sición: “vistámonos de amor” (Col. 3:14).


1. No existe forma mediante la cual, por nuestros propios medios, podamos ser restaurados a nuestra imagen original; tan sólo existe una forma, confiar en Jesús y su sacrificio salvífico, sólo así seremos perdonados y restaurados sin importar el daño que te hayas o te hayan hecho.


2. Acercarse a Jesús nos hace ser más semejantes a Él en lo que respecta a su carácter y prioridades.



HG/MD -  (DEVOCIONAL DIARIO “MI DEVOCIONAL”)









TRADUCCIÓN