Al considerar
el tema de aumentar nuestra pasión por Cristo, debemos mirar las enseñanzas de
Cristo sobre la humildad. “El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será
enaltecido" (Mateo 23:12). Jesús acababa de llamar la atención
a los fariseos por su conducta soberbia (23:5-7). Ellos conocen las Escrituras
y pueden interpretar la Palabra a las multitudes, pero sus propias vidas no
están a la altura.
Si somos
honestos delante de Dios, incluso los más diligentes entre nosotros tendrían
que admitir pecados relacionados. Por ejemplo, el hombre ama el reconocimiento.
Cuando Jesús regañó a los fariseos, él estaba diciendo: “Anhelan la atención.
Quieren los asientos prominentes en las reuniones públicas y les encanta que
los reconozcan en las calles”. Eran orgullosos y se exaltaban a sí mismos,
totalmente carentes de humildad.
En esencia, la humildad es la total dependencia en
el Señor. La palabra “dependencia” significa “confiar para todo, en todo”. La
confianza genuina no se detiene al decir: “Soy débil”, sino que también
declara: “Él es fuerte”. Y esa confianza dependiente requiere humildad.
Jesús es
nuestro ejemplo de humildad. El Señor que creó todas las cosas y para quien todas
las cosas fueron hechas, era totalmente dependiente de su Padre. Él afirmó una
y otra vez: “Nada hago por mí mismo… porque yo hago siempre lo que le agrada”
(Juan 8:28-29).
Si realmente
deseas una pasión por Jesús, pídele al Espíritu Santo que profundice en tu
corazón y te convenza de cualquier deseo de auto exaltación. Jesús dice: “El
que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido” (Mateo
23:12).
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)