“Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló
con la venida de Tito” 2ª Corintios 7:6 (Leer: 2ª Corintios 7:2-7)
En nuestras
vidas, todos nos hemos encontrado con el “Sr. y la Sra. Todo Está Bien”. En
apariencia son personas respetadas que ayudan a otras, pero irónicamente esa
misma perfección, hace que algunos a su alrededor se sientan mal.
Un amigo me
comentó, sobre una pareja que constantemente habla de su matrimonio y del gozo
que son los hijos, siempre tienen una respuesta conveniente y hasta un versículo
bíblico para cada situación. Él dijo: “cuando estoy con ellos, no puedo expresar
lo que siento en realidad. Si les expreso algún problema me dicen simplemente
que todo estará bien”.
Por el
contrario, consideremos el ejemplo de Pablo, quien en lugar de fingir que todo
estaba bien, era muy transparente con respecto a las luchas que tenía; eso
hacía que la gente se sintiera segura y quisiera compartir tiempo con él. Veamos
una cita que refleja esto: “Cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo
nuestro cuerpo; más bien, en todo fuimos atribulados: de fuera conflictos, de
dentro temores” (2ª Corintios 7:5).
Compartir con
otros sus experiencias dolorosas y emociones reales, le permitió a Pablo dar
testimonios como el siguiente: “Pero Dios, que consuela a los humildes, nos
consoló con la venida de Tito” (2ª Corintios 7:6).
Entonces, ¿cómo
puede la honestidad y transparencia hacernos más eficaces para servir a otros? Si
la gente ve personas auténticas, con vidas imperfectas en las cuales Cristo
está presente aun en medio de los problemas, brindándoles lo suficiente para
poder superarlos y ser más dependientes de Él, otros también estarán dispuestos
a confiar en Jesús.
1. Mientras más nos esforcemos por ser
quienes debemos, menos tendremos que ocultar lo que somos.
2. Siempre podrás confiar en el consuelo
que proviene de Cristo.
MD/HG -
(DEVOCIONAL DIARIO “MI DEVOCIONAL”)