“… Santo,
santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha
de venir.” Apoc. 4:8 (Leer: Apocalipsis 4:1-11)
Cuando la vida es agradable, el tiempo pasa demasiado
rápido. Denme una tarea que me gusta o una persona con la que me encanta estar,
y el tiempo parece irrelevante.
Mi experiencia en cuanto a esta «realidad» me ha dado una
nueva perspectiva de la escena descrita en Apocalipsis 4. Antes, cuando pensaba
en los cuatro seres vivientes que estaban sentados alrededor del trono de Dios
y que repetían una y otra vez las mismas palabras, pensaba: ¡Qué existencia tan
aburrida!
Ya no lo pienso más, sino que considero las escenas de
las que son testigos con sus numerosos ojos (v. 8), la vista que tienen desde
el lugar que ocupan alrededor del trono de Dios (v. 6), el asombro que
experimentan ante la participación sabia
y amorosa de Dios en la vida de los seres terrenales rebeldes. Entonces, me
pregunto: ¿Qué mejor reacción podrían tener? ¿Qué otra cosa decir, sino:
«Santo, santo, santo»?
¿Es aburrido repetir las mismas palabras una y otra vez?
No si estás en presencia de la persona que amas. No cuando estás haciendo
exactamente aquello para lo que fuiste diseñado.
Como los cuatro seres vivientes, somos creados para
glorificar a Dios. Nuestras vidas nunca serán aburridas si centramos nuestra
atención en Él y cumplimos ese propósito.
Dios santo, poderoso y misericordioso, recibe hoy mi
adoración.
Un corazón en armonía con Dios no puede evitar cantarle
alabanzas.
(La Biblia en
un año: Éxodo 14–15 — Mateo 17:1-27)
JULIE ACKERMAN
L. - (DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")