martes, 30 de enero de 2018

Por amor a Dios II 29 enero






(Leer: Génesis 30; Marcos 1; Ester 6; Romanos 1)


“Aquella noche el rey no podía dormir” (Ester 6:1). ¡Qué línea más elocuente! ¿Acaso pensamos que fue por accidente?

Tanto la Biblia como la historia ofrecen innumerables “coincidencias” surgidas de la providencia de Dios, cuya importancia solo se disciernen a posteriori. Incluso en este capítulo, Amán elige esta mañana en particular para presentarse temprano en la corte, a fin de obtener permiso para ejecutar a Mardoqueo, lo que provoca que se sea el hombre a quien el rey hace su fatídica pregunta (6:4–6). En la meditación del 25 de enero, observamos que el momento determinado en que se produjo la visita de Agripa II a Porcio Festo obligó a Pablo a apelar a César, algo que le llevó a Roma. Igualmente, en la providencia de Dios, Augusto César, más de medio siglo antes, había decretado que el mundo romano efectuase un censo que, siguiendo las normas locales, llevó a José y María a Belén justo en el momento del nacimiento de Jesús, cumpliéndose así la profecía bíblica que anunció la venida al mundo del Mesías en Belén (Miqueas 5:2).

La historia ajena al canon muestra numerosas circunstancias en que el más mínimo cambio pudo haber alterado el curso de los acontecimientos. Si Gran Bretaña no hubiese descubierto y descifrado los códigos de las máquinas “Enigma”, ¿habría acabado de forma diferente la batalla de Inglaterra e incluso la Segunda Guerra Mundial? Supongamos que Hitler no hubiese contenido sus panzers en Dunkirk, enviando a sus aviones en su lugar. ¿Habrían muerto o capturado 150000 soldados británicos, cambiando de nuevo el signo de la guerra? ¿No es destacable que la persecución de los judíos por parte de Hitler llevase a algunas de las mejores mentes científicas de Alemania a los Estados Unidos? De no haberlo hecho, es muy posible que hubiese dispuesto de la bomba atómica antes que los estadounidenses. ¿Cómo hubiese sido entonces la historia de los pasados cincuenta años? Supongamos que Kruschev se hubiese mantenido firme en la crisis de los misiles de Cuba y se hubiese producido una guerra nuclear. ¿Cuál sería el estado actual del mundo? ¿Y si la bala disparada a Kennedy, a Martin Luther King o al archiduque Francisco Fernando en Sarajevo no hubiese llegado a su destino? Los cristianos sabemos con certeza que cualquiera de estos acontecimientos y millones de ellos más, pequeños y grandes, han estado sometidos al control de Dios.

Así pues, el primer versículo de Ester 6 prepara al lector para el espectacular desarrollo de los hechos en el capítulo, sumergiéndonos en muchas reflexiones útiles relativas a la sabiduría sin igual y la particular providencia de Dios. Después, el final del mismo no es menos elocuente: “Mientras todavía estaban hablando con Amán, llegaron los eunucos del rey y lo llevaron de prisa al banquete ofrecido por Ester” (6:14). ¿Qué beneficio encontrará el lector al reflexionar acerca de este punto de inflexión?


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Carson, D. A. (2014). "Por amor a Dios: Devocional para apasionarnos por la Palabra". (L. Viegas, Trad.) (1a edición, Vol. II, p. 29). Barcelona: Publicaciones Andamio. En este libro, puedes seguir un plan de lectura bíblico en un año, leyendo cada día cuatro capítulos de la Biblia, a los que Donald Carson, añade una pequeña reflexión.










DONALD CARSON A. - (DEVOCIONAL "POR AMOR A DIOS II")









TRADUCCIÓN