"Le dijo Jesús: Ve, tu hijo vive, Y el hombre creyó a
la palabra que Jesús le dijo, y se fue."
Juan 4:50
"Todo lo que orando pidieres, creed." Marcos 11:24
Cuando tengas un asunto
que requiera oración definida, ora hasta que creas a Dios, hasta que con
sinceridad en tus labios le des las gracias por la respuesta. Si la
contestación tarda exteriormente, no ores de tal manera que se vea que es
evidente que no crees en ello. Tal oración, en vez de una ayuda será un
obstáculo y cuando termines de orar te encontrarás conque tu fe se ha perdido o
debilitado. La urgencia que sientes en ofrecer esta clase de oración, procede,
bien de tu yo o de Satanás.
Puede ser que el
mencionar dicho asunto varias veces en tus oraciones no sea equivocado, sí, El
quiere que esperes, pero al hacer esto debes estar seguro de que lo haces con fe.
No ores sin fe. Puedes decir a Dios que estás esperando y que aún le crees y
que por lo tanto le alabas por la respuesta. No hay nada que afirme tanto la fe, como el estar tan seguro de la
respuesta que puedes darle gracias a Dios por ella. Las oraciones que hacemos
sin fe, niegan la promesa de Dios en Su Palabra y el susurro de Su "Sí"
que sentimos en nuestros corazones. Tales oraciones son la expresión de la
inquietud del corazón, e inquietud implica incredulidad con referencia a la
respuesta en la oración. "Porque los que hemos creído entramos en
reposo." (Hebreos 4:3) Frecuentemente, la oración que oramos sin fe,
proviene de fijar nuestros pensamientos en la dificultad más bien que en la
promesa de Dios. Abraham "no consideró su cuerpo," "él no dudó
en la promesa de Dios." (Rom. 4:19; 20.) Velemos y oremos para que no
caigamos en la tentación de orar sin fe. -C.
H. P.-
Fe, no es un vestido,
ni es vista, ni razón, sino confianza en la Palabra de Dios. -EVANS-.
El principio de la
inquietud es el fin de la fe, y el comienzo de la verdadera fe es el fin de la
inquietud. -GEORGE MÜLLER-.
Nunca
aprenderás fe en lugares cómodos. Dios nos da las promesas en tiempos de paz y
sella nuestros pactos con palabras divinas y favorables. Después El vuela y
espera para ver lo que creemos; entonces permite que venga Satanás y la prueba
parece ser que contradice todo lo que El nos había dicho. En este estado es
cuando la fe gana su corona, Es el tiempo de mirar a través de la tormenta y
entre el grito de los marineros temblorosos y asustados, declarar: "Creo
Dios, que será como se me había dicho."
L. B. COWMAN - (DEV. "MANANTIALES EN EL DESIERTO")
L. B. COWMAN - (DEV. "MANANTIALES EN EL DESIERTO")