NO ES SUFICIENTE UNA CRISTIANDAD EXTERNA
1. Preguntemos a aquellos que no poseen
nada más que la membresía de una iglesia, y que a pesar de ello desean llamarse
cristianos. ¿Cómo pueden glorificar el Sagrado nombre de Cristo? Únicamente
aquel que ha recibido el verdadero conocimiento de Dios por medio de la Palabra
del evangelio puede llegar a tener comunión con Cristo. El Apóstol dice que
nadie que no ha puesto de lado la vieja naturaleza con su corrupción y sus
concupiscencias puede decir que ha recibido el verdadero conocimiento de
Cristo. El conocimiento externo de Cristo es solo una creencia peligrosa, no
importa lo elocuentes que puedan ser las personas que lo tienen.
2. El Evangelio no es una doctrina de la
razón y la memoria, sino que llega a comprenderse de forma total cuando posee
toda el alma y penetra en lo profundo del corazón. Los cristianos nominales
deben cesar en su actitud de insultar a Dios jactándose de ser aquello que no
es. Debemos asignar un primer lugar al conocimiento de nuestra fe. Pues este es
el principio de nuestra salvación. A menos que nuestra fe o religión cambie
nuestro corazón y nuestra actitud y nos transforme, además en nuevas criaturas,
no nos será de mucho provecho.
3. Los filósofos condenan justamente y
excluyen de su compañía a todos aquellos que profesan conocer el arte de vivir
la vida, pero que en realidad no son sino niños balbucientes. Con mucha razón
“los cristianos debieran detestar a aquellos que tienen el evangelio en sus
labios pero no en sus corazones. Si se comparan con las convicciones, los
afectos y la energía sin límites de los verdaderos creyentes, las exhortaciones
de los filósofos son frías y sin vida.” (Ver Efe. 4: 20 y ss).
JUAN CALVINO - (DEV. "EL LIBRO DE ORO DE LA
VERD.")