viernes, 26 de enero de 2018

Manantiales 26 enero





"Yo he comenzado a dar… comienza a tomar posesión." Deut. 2:31


En la Biblia se nos habla mucho acerca de esperar en Dios. Nunca se enfatiza esta lección lo suficiente. Con mucha facilidad nos impacientamos de la tardanza de Dios. Muchos de nuestros disgustos en la vida provienen de nuestras inquietudes y algunas veces del descuido o de la prisa. No esperamos que madure el fruto, sino que insistimos en arrancarlo cuando está verde. No podemos esperar las respuestas a nuestras oraciones, aunque las cosas que pedimos requieren largos años para que se nos preparen. Se nos exhorta para que caminemos con Dios, pero a menudo Dios camina muy despacio, y muy frecuentemente Dios nos espera a nosotros.

Muchas veces dejamos de recibir la bendición que El nos tiene preparada, porque no vamos hacia adelante con El. De la misma manera que perdemos mucho bueno por no esperar a Dios, también perdemos mucho por esperar por demás. Hay ocasiones cuando nuestra fortaleza consiste en sentarnos calladamente, pero hay otras cuando debemos marchar con paso firme hacia adelante.

Hay muchas promesas Divinas que están condicionadas en que empecemos a realizar alguna acción por nuestra parte. Cuando empezamos a obedecer, Dios empieza a bendecirnos. A Abraham le fueron prometidas grandes cosas, pero, ni una sola hubiese podido obtener esperando en Caldea. El tuvo que dejar casa, amigos y país, salir por rumbos desconocidos y perseverar con obediencia inquebrantable con el fin de recibir las promesas. A los diez leprosos se les dijo que se prestasen al sacerdote, y "cuando iban, fueron limpiados." Si hubiesen esperado para ver cómo venía a ellos la limpieza de su carne antes de marchar para ser limpios, entonces jamás la hubiesen visto. Dios esperaba para limpiarlos, y en el momento en que la fe de ellos empezó a obrar, recibieron la bendición.

Cuando los Israelitas fueron encerrados en el Mar Rojo por el ejército que los perseguía, se les ordenó "Marchar hacia adelante". Su deber no era el continuar esperando por más tiempo, sino el levantarse de sus rodillas inclinadas y marchar de frente por el camino heroico de la fe. También se les pidió que mostrasen su fe en otra ocasión empezando su marcha por el Jordán, cuando el río rebosaba por sus orillas. Ellos tenían en sus manos la llave para abrir la puerta de la Tierra Prometida, y la puerta no abriría su cerradura hasta que se acercasen a ella y la abriesen. Aquella llave era la fe. Nosotros estamos determinados a luchar ciertas batallas. Decimos que nunca podemos ser vencedores, que nunca podemos conquistar estos enemigos, pero cuando empezamos la lucha, Uno viene y lucha por nosotros, y por medio de El somos más que vencedores. Si hubiésemos esperado con temblor y temor que viniese nuestra Ayuda antes de meternos en la batalla, entonces hubiésemos esperado en vano. Esto hubiese sido la espera con exceso de la incredulidad.

Dios espera para derramar sobre ti ricas bendiciones. Marcha hacia adelante con valentía y confianza y toma lo que es tuyo. "Yo he empezado a dar, empieza a poseer." -J. R. MILLER-.



L. B. COWMAN - (DEV. "MANANTIALES EN EL DESIERTO")









TRADUCCIÓN