"Yo he comenzado a dar… comienza a tomar posesión." Deut. 2:31
En la Biblia se nos
habla mucho acerca de esperar en Dios. Nunca se enfatiza esta lección lo
suficiente. Con mucha facilidad nos impacientamos de la tardanza de Dios.
Muchos de nuestros disgustos en la vida provienen de nuestras inquietudes y
algunas veces del descuido o de la prisa. No esperamos que madure el fruto, sino
que insistimos en arrancarlo cuando está verde. No podemos esperar las
respuestas a nuestras oraciones, aunque las cosas que pedimos requieren largos
años para que se nos preparen. Se nos
exhorta para que caminemos con Dios, pero a menudo Dios camina muy despacio, y
muy frecuentemente Dios nos espera a nosotros.
Muchas veces dejamos de
recibir la bendición que El nos tiene preparada, porque no vamos hacia adelante
con El. De la misma manera que perdemos mucho bueno por no esperar a Dios,
también perdemos mucho por esperar por demás. Hay ocasiones cuando nuestra
fortaleza consiste en sentarnos calladamente, pero hay otras cuando debemos
marchar con paso firme hacia adelante.
Hay muchas promesas
Divinas que están condicionadas en que empecemos a realizar alguna acción por
nuestra parte. Cuando empezamos a obedecer, Dios empieza a bendecirnos. A Abraham
le fueron prometidas grandes cosas, pero, ni una sola hubiese podido obtener
esperando en Caldea. El tuvo que dejar casa, amigos y país, salir por rumbos
desconocidos y perseverar con obediencia inquebrantable con el fin de recibir
las promesas. A los diez leprosos se les dijo que se prestasen al sacerdote, y "cuando
iban, fueron limpiados." Si hubiesen esperado para ver cómo venía a ellos
la limpieza de su carne antes de marchar para ser limpios, entonces jamás la
hubiesen visto. Dios esperaba para limpiarlos, y en el momento en que la fe de
ellos empezó a obrar, recibieron la bendición.
Cuando los Israelitas fueron encerrados en el Mar Rojo por
el ejército que los perseguía, se les ordenó "Marchar hacia adelante".
Su deber no era el continuar esperando por más
tiempo, sino el levantarse de sus rodillas inclinadas y marchar de frente por
el camino heroico de la fe. También se les pidió que mostrasen su fe en otra
ocasión empezando su marcha por el Jordán, cuando el río rebosaba por sus
orillas. Ellos tenían en sus manos la llave para abrir la puerta de la Tierra
Prometida, y la puerta no abriría su cerradura hasta que se acercasen a ella y
la abriesen. Aquella llave era la fe. Nosotros estamos determinados a luchar
ciertas batallas. Decimos que nunca podemos ser vencedores, que nunca podemos
conquistar estos enemigos, pero cuando empezamos la lucha, Uno viene y lucha
por nosotros, y por medio de El somos más que vencedores. Si hubiésemos
esperado con temblor y temor que viniese nuestra Ayuda antes de meternos en la
batalla, entonces hubiésemos esperado en vano. Esto hubiese sido la espera con
exceso de la incredulidad.
Dios espera para
derramar sobre ti ricas bendiciones. Marcha hacia adelante con valentía y
confianza y toma lo que es tuyo. "Yo he empezado a dar, empieza a
poseer." -J. R. MILLER-.
L. B. COWMAN - (DEV. "MANANTIALES EN EL DESIERTO")
L. B. COWMAN - (DEV. "MANANTIALES EN EL DESIERTO")