Como seguidores
de Cristo, debemos tener cuidado de no caer en la trampa favorita de Satanás:
Enredarnos en la volátil mentalidad cultural y política que abunda en nuestro
mundo. Al hacer Satanás, que el mundo esté más furioso con los cristianos,
intenta hacernos enojar y tomar represalias. En otras palabras, él quiere
reemplazar nuestra profunda paz en Jesús con polémica, haciendo que evitemos
los ataques de la persecución en lugar de soportarlos por causa del Evangelio.
La iglesia no está involucrada en una partida de
ajedrez con el mundo secular, moviendo estratégicamente piezas con
un objetivo en mente: Ganar la guerra cultural. Pero, si no tenemos cuidado
podemos ser atrapados en “el juego” y perder toda la sal y la luz que Cristo
nos ha dado para cumplir sus propósitos aquí en la Tierra.
Esta lucha
cultural no es nada nueva. Piensa en el horrible genocidio que tuvo lugar en
Israel cuando Jesús nació. “Voz fue oída en Ramá, grande lamentación, lloro y gemido”
(Mateo 2:18). Jesús creció en una cultura donde no había chicos de
su edad, ya que todos habían sido sacrificados. Él pudo haber crecido, pensando
en vengarse: “Herodes va a pagar por lo que les hizo a todos mis hermanos
judíos. ¡Un día lo traeré abajo!”.
En lugar de
ello, cuando Jesús era un joven de treinta años, se dedicó a proclamar las
buenas nuevas, a sanar enfermos, a hacer milagros e incluso a resucitar
muertos. En resumen, se mantuvo en los negocios de su Padre. ¡Él mantuvo su
enfoque! Incluso cuando Herodes Antipas quiso matarlo (ver Lucas 13:31), él les
dijo que le hicieran saber al rey que él iba a continuar con lo que estaba
haciendo. Él sabía que Herodes era una amenaza, pero él no iba a distraerse
para batallar con él, ¡debido a su deseo de cumplir su propósito de liberar a
todos los cautivos!
GARY WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)