“Cuanto está
lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.”
Salmo 103:12 (Leer: Salmo 103:1-12)
Retuve las lágrimas mientras revisaba la factura del
médico.
Debido a la enorme reducción del salario de mi esposo,
después de un extenso período de desempleo, solo pagar la mitad de la deuda
requeriría años de pequeñas cuotas mensuales. Oré antes de llamar al
consultorio del médico para explicarle nuestra situación y pedirle un plan de
pago.
Después de esperar unos minutos, la recepcionista me
informó que el doctor había dejado en cero nuestra cuenta.
Entre sollozos, le agradecí. El generoso regalo me inundó
de gratitud. Tras colgar el teléfono, alabé a Dios. Pensé en guardar la
factura, pero no como un recordatorio de lo que debía, sino de lo que Dios
había hecho.
La decisión de mi médico de perdonar mi deuda me trajo a
la mente la decisión de Dios de perdonar la exorbitante deuda de mis pecados.
La Escritura nos asegura que Dios es «clemente y compasivo, […] y grande en
amor» (Salmo 103:8 NVI). Él «no ha hecho con nosotros conforme a nuestras
iniquidades» (v. 10). Además, cuando nos arrepentimos y aceptamos a Cristo como
nuestro Salvador, Él aleja nuestros pecados «cuanto está lejos el oriente del
occidente» (v. 12). Su sacrificio anula la deuda que teníamos… en su totalidad.
Señor, gracias por anular completamente nuestra deuda
cuando ponemos nuestra fe en ti.
Nuestra mayor deuda, causada por el pecado, es borrada
por nuestro gran Dios.
(La Biblia en
un año: Génesis 20–22 — Mateo 6:19-34)
XOCHITL DIXON -
(DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")