“Señor, si te fijaras en nuestros pecados, ¿quién
podría sostenerse en tu presencia?” Salmo 130:3
Tengo unos
amigos que, debido a un ascenso, tuvieron que vender su casa y mudarse a otra
ciudad. El tener que dejar su congregación, su vecindario, sus amigos y su
hogar, hizo la mudanza penosa.
Sorprendentemente,
una de las cosas que más les molestaba era cuando el agente inmobiliario los
llamaba y les decía: "En media hora iré con un interesado en la casa. Por
favor acomódenla un poco, y salgan."
Ambos esposos
me dijeron que no les agradaba la idea de que alguien estuviera merodeando en
su cocina y metiendo las manos en los cajones y alacenas. Y no es que tuvieran
algo malo que ocultar, ni que estuvieran avergonzados de la limpieza de su
casa. Era el hecho de que había algunas cosas que simplemente preferirían que
otras personas no vieran.
Yo entiendo
perfectamente el sentimiento, y seguro que usted también.
Todos tenemos
cosas que preferiríamos mantener ocultas sin que otras personas se enteren.
Justamente así como no queremos a nadie fisgoneando en nuestros armarios y
cajones, tampoco queremos a nadie metido en nuestros asuntos personales.
Tenemos mucho
que ocultar; demasiadas cosas que hemos hecho y de las cuales no estamos
orgullosos.
¿Ha pensado
alguna vez que el Señor ve todas y cada una de esas cosas que hemos hecho? Él
sabe cada uno de nuestros pensamientos y de nuestras acciones. Y lo
sorprendente es que, a pesar de ello, nos ama.
Dios nos amó lo
suficiente como para enviar a su Hijo a ser uno de nosotros, a cumplir la ley
por nosotros, a resistir la tentación por nosotros, y a morir y resucitar por
nosotros.
Es un atributo
de gracia increíble de un Dios increíblemente misericordioso.
ORACIÓN: Amado Padre celestial, te pido perdón
por todos mis pecados que son un insulto y una afrenta a ti. Te doy gracias por
tu Hijo, y por el perdón que él ha ganado en la cruz para mí. En nombre de
Jesús. Amén.
De una devoción escrita originalmente para "By the Way".
CRISTO PARA TODAS LAS N. - (DEV. “ALIMENTO DIARIO”)