“El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el
que se niega a creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios recae
sobre él.” Juan 3:36
Dondequiera que
vamos encontramos señales de advertencias. "No estacionar", "Prohibido
arrojar basura", "No tocar".
Pero el que
veamos esas señales no quiere necesariamente decir que siempre las obedezcamos.
A veces porque estamos distraídos, otras veces porque pensamos que no son para
nosotros. Sea como fuere, hay veces en que las ignoramos.
Eso fue lo que
sucedió cuando el famoso Titanic recibió varios despachos telegráficos que le
advertían sobre la presencia de icebergs. Cuando llegó uno de esos últimos
despachos, el operador de la radio contestó: "Basta, basta, estoy
ocupado".
Poco después,
ese barco impresionante cuyo capitán había dicho que "Ni siquiera Dios
podría hundirlo", se estaba hundiendo. Más de mil personas se ahogaron
porque alguien no prestó atención a las advertencias.
Ignorar las
advertencias es peligroso, porque por más inconvenientes que nos causen o
inoportunas que sean, pueden salvar nuestra vida o la vida de otros.
No es necesario
decir, entonces, que más peligroso aún es ignorar la Palabra de Dios que nos
advierte que quien trate de vivir sin Jesús, ciertamente morirá.
El texto para
hoy lo dice muy claramente. Sólo quien es tonto, es capaz de ignorar al Señor
que vino a salvarlo. Sólo quien es arrogante, es capaz de pensar que es
invencible.
Mucho mejor es
prestar atención a las advertencias del Señor y aferrarnos al perdón y la
salvación que el Salvador ha ganado a través de su vida sacrificial.
ORACIÓN: Querido Dios, reconozco que no soy
invencible y te doy gracias por el regalo de tu Hijo, quien se sacrificó para
que yo tenga vida eterna. Dame sabiduría para reconocer las advertencias de
peligro que amenazan mi bienestar espiritual. En el nombre de Jesús. Amén.
De una devoción
escrita originalmente para "By the Way".
CRISTO PARA TODAS LAS N. - (DEV. “ALIMENTO DIARIO”)