“Las moscas
muertas hacen que el ungüento del perfumista dé mal olor; un poco de insensatez
pesa más que la sabiduría y el honor.” (Eclesiastés 10:1 LBLA)
Un árbol gigantesco en las montañas rocosas de Colorado
resistió por varios siglos el embate de fuertes vientos, rayos y truenos,
tormentas de nieve y hasta avalanchas. Sin embargo, después de esa
manifestación de fortaleza y resistencia, de momento aquel imponente árbol
comenzó a desmoronarse hasta que llegó a convertirse en un montón de partículas
de madera. ¿Cuál fue la causa de este fenómeno? Un enjambre de escarabajos lo
atacó y lo carcomió, debilitando poco a poco el enorme tronco hasta que aquel
rascacielos de la naturaleza se vino abajo. Lo que parecía indestructible
sucumbió ante la persistente acción de esos diminutos insectos.
La vida de muchos cristianos, lamentablemente, muestra un
paralelo con este árbol. Permanecen firmes en la fe en medio de la adversidad,
son fieles al Señor en circunstancias bien difíciles, resisten tentaciones y
crisis violentas. Sin embargo, dan lugar a los llamados “pequeños” pecados y
éstos comienzan a roer sus vidas. Pequeñas mentiras, malas palabras, transigencia
con la codicia y la lujuria, disfrute de pensamientos deshonestos. Estos, poco
a poco, erosionan su carácter y de repente caen.
El pasaje de hoy se refiere a esas pequeñas cositas que
afectan la buena calidad de las cosas. Unas simples moscas muertas hacen que el
buen perfume huela mal, y una pequeña acción insensata puede afectar
negativamente el honor de una persona. ¡Mucho cuidado con los “pecadillos” o
las “mentiritas blancas” o todas esas “cositas” por el estilo! Por regla
general tendemos a no darles importancia, pero ciertamente pueden hacernos
mucho daño en nuestra vida espiritual. No te detengas más de unos segundos en
ese canal de televisión o ese sitio en el Internet que está mostrando algo que
tú sabes no edifica tu espíritu; no restes importancia a las pequeñas mentiras
(Por ejemplo: “Te llaman por teléfono” –“Dile que no estoy”); no entretengas en
tu mente pensamientos que no te atreverías a expresar en voz alta; no permitas
que “ninguna palabra corrompida salga de tu boca, sino la que sea buena para la
necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.” (Efesios 4:29).
Cantar de los Cantares 2:15 dice: “Cazadnos las zorras,
las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas...” Este versículo del
Antiguo Testamento debería ser como una ruidosa alarma en nuestras conciencias.
Esas pequeñas zorras, que parecen indefensas, pueden destruir una hermosa viña
si no somos cuidadosos. No debemos tolerar los “pequeños” pecados que corroen
las raíces de nuestra vida espiritual. Si lo hacemos, nuestro testimonio por
Cristo se irá debilitando poco a poco hasta que se convierta en una silenciosa
víctima del pecado. Confesemos a Dios esos “diminutos” males ahora mismo antes
de que nos lleven a una gran caída. Tengamos
presente que muchas de las grandes caídas han comenzado con un pequeño tropiezo
al que no se le dio importancia.
En su primera carta a Timoteo, el apóstol Pablo da una
serie de instrucciones a su hijo espiritual, y le advierte acerca de falsas
doctrinas, de fábulas y cuentos mundanos, y de todo aquello que, pareciendo
insignificante, afecta negativamente la vida de santidad que un creyente debe
vivir. Entonces le aconseja: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina;
persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te
oyeren.” (1ª Timoteo 4:16). Es decir, ten mucho cuidado con tu comportamiento,
pon más atención a esas "pequeñeces" y elimínalas de tu vida.
Lee la Biblia cada día, medita en ella, pide al Señor que
te ayude a seguir las instrucciones escritas en su Santa Palabra. Sin duda
resultará en un mayor crecimiento espiritual y una mejor relación con tu Padre
celestial.
ORACIÓN: Amante Dios, te doy gracias por tu palabra que me alerta
de todo aquello que puede afectar mi vida espiritual y mi relación contigo.
Dame discernimiento espiritual para identificar esas pequeñas “zorras” y
ayúdame a mantenerlas alejadas de mi vida, para la honra y la gloria de tu
nombre. En el nombre de Jesús. Amén.
ENRIQUE SANZ - (DEVOCIONAL "DIOS TE HABLA")