“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada
María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido
del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla,
quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor
le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María
tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a
luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por
medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un
hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José
del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.
Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por
nombre Jesús.” Mateo 1:18-25
Este maravilloso acontecimiento que describe el apóstol
Mateo fue profetizado varios siglos antes por el profeta Isaías, el cual dijo:
“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y
dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.” (Isaías 7:14). El nombre
Emanuel es mucho más que un bonito nombre para alguno de nuestros niños, es un
nombre con un profundo significado espiritual que le fue dado al Señor Jesús.
Dice este pasaje que este nombre significa “Dios con nosotros.” Dios mismo se
hizo carne y vino a este mundo en la persona de su Hijo para darse a conocer a
nosotros, para estar con nosotros y, finalmente, para morir por nosotros en la
cruz del Calvario con el fin de darnos la vida eterna.
Esto quiere decir que, si hemos recibido a Jesucristo
como nuestro Salvador, cada día de nuestras vidas podemos disfrutar en todo
momento de la poderosa presencia de Dios dirigiéndonos, protegiéndonos y
supliendo todas nuestras necesidades. Tener a Dios junto a nosotros al
enfrentar los desafíos de la vida cotidiana es una enorme bendición. Todos
atravesamos tiempos de soledad, depresión, tristeza, angustia, desesperación,
enfermedad, dolor, etc., pero hay una enorme diferencia entre los que se
enfrentan a estas situaciones utilizando sus propias fuerzas y aquellos en los
cuales se ejerce el poder del Dios que todo lo puede. Por eso el apóstol Pablo
pudo declarar: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:13).
La única manera de transitar victoriosamente por la vida
es con la compañía de nuestro Dios Todopoderoso. Cada día al levantarte tú
puedes enfrentar confiadamente la jornada que te espera pues el Señor está
contigo; cuando te acuestas luego de un día de intenso trabajo y de
dificultades y problemas puedes dormir tranquilo porque tienes a Dios que ha
cuidado de ti durante el día y te da un buen descanso durante la noche. Así
declaró el rey David en el Salmo 4:8: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré;
porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado.”
¡Dios está con nosotros todos los días, en cada momento y
en cualquier situación! ¿Valoramos realmente la presencia activa y poderosa de
Dios o la relegamos solamente a un rato los domingos al ir a la iglesia?
Abramos nuestros ojos espirituales en este día de Navidad para estar totalmente
conscientes de que nuestro Dios no es un Dios de domingos solamente. ¡Él es el
Señor de todos nuestros días! Él está contigo todos los días de tu vida y no te
dejará ni te desamparará, pues así lo ha prometido. Con ese propósito nació
aquel santo niño aquí en la tierra, para dar su vida como pago por nuestros
pecados, darnos vida eterna y estar con nosotros no solamente durante los años
de nuestras vidas terrenales, sino por siempre, por toda la eternidad.
Celebremos, pues, estas Navidades proclamando con
autoridad desde lo más profundo de nuestros corazones que “Dios está con
nosotros.” Y “si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”, declara
Romanos 8:31b. ¡A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.
Amén!
ORACIÓN: ¡Que bueno es tenerte a mi lado, oh Señor, cada día,
cada hora, cada minuto, cada segundo de mi vida! Enséñame a disfrutar de tu
preciosa compañía y a actuar de manera que tu nombre sea glorificado. En el
nombre de Jesús, Amén.
ENRIQUE SANZ - (DEVOCIONAL "DIOS TE HABLA")