“...solo yo lo he llamado ... y triunfará en su
misión.” (Isaías 48:15 CST)
Dios le dijo a
Jeremías, “Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido...” (Jeremías
1:5 CST). Cuando Dios decide usarte, suceden cinco cosas:
1) Hay un llamado. Dios pide a personas
ordinarias que hagan cosas extraordinarias; como Pedro, que salió de la barca y
caminó sobre las aguas.
2) Hay temor. Cuando Dios mandó a Moisés que
compareciera ante Faraón, Moisés se excusó: “Pero yo no sé hablar bien, usa a
otra persona”.
3) Hay confirmación y ánimo. A Josué debió
de estremecerle hasta la médula la idea de ser el sucesor de Moisés, por eso le
alentó Dios: “...Como estuve con Moisés, estaré contigo...” (Josué 1:5).
4) Hay una decisión. Unas veces
decimos “sí” a Dios y otras decimos “no”. Cuando decimos “sí”, vivimos con
alegría y cuando nos negamos, renunciamos a esa alegría; pero la decisión
siempre está en nuestras manos.
5) Hay un cambio en nuestra vida. Quienes dicen
“sí” al llamado de Dios, no caminan en la perfección, ni mucho menos. Pero por
esa decisión positiva aprenden de sus fracasos y maduran. De hecho, sus
fracasos se convierten en herramientas útiles para ministrar a otros. Y quienes
dicen “no” a Dios también cambian, pues se endurecen un poco más, se resisten
un poco más a Su llamado y probablemente la siguiente vez sean más proclives a
negarse de nuevo.
Quizá el
llamado que Dios tiene para ti tenga que ver con tu profesión, con tus seres
queridos, con tu dinero o con enfrentar tus mayores miedos. Ese llamado calará
profundo en tu persona y afectará todo lo que haces. Decirle “sí” a Dios es la
mejor decisión de la vida.
BOB Y DEBBIE GASS -
(DEVOCIONAL "LA PALABRA PARA HOY")