martes, 7 de noviembre de 2017

Vespertinas 7 noviembre





“Me seréis testigos…” Hechos 1:8


Para aprender a cumplir tus deberes como testigo de Cristo, ten a Cristo mismo como tu ejemplo. El está siempre testificando, ya junto al pozo de Samaria o en el templo de Jerusalén; ya junto al lago de Genesaret o en la cumbre del monte. El testifica día y noche. Las poderosas oraciones de Jesús son tan expresivas para Dios como sus servicios diarios. El testifica bajo toda circunstancia. Los escribas y los fariseos no pueden cerrarle la boca. Aun delante de Pilato testificó la buena profesión. Jesús testifica tan clara y distintamente que no comete ningún error. Cristiano, haz de tu vida un claro testimonio. Sé como un claro y transparente arroyo en cuyo fondo puedas ver cada una de las piedras, y no como un turbio riachuelo del cual lo único que puedes ver es la superficie, y así el amor de tu corazón para Dios y los hombres será manifiesto a todos. No es necesario que digas: “Yo soy sincero”. Sé sincero. No te jactes de ser íntegro. Sé íntegro. Así tu testimonio será tan evidente que los hombres no podrán dejar de verlo.

Nunca, por temor al débil hombre, restrinjas tu testimonio. Tus labios han sido encendidos con un carbón sacado del altar. Que hablen, pues, como deben hablar labios tocados por el cielo. “Por la mañana siembra tu simiente y a la tarde no dejes reposar tu mano”. No mires las nubes o el viento; testifica de tu Salvador a tiempo y fuera de tiempo. Y si aconteciere que por causa de Cristo y del Evangelio tuvieses que soportar algún sufrimiento, no retrocedas, sino regocíjate por el honor que se te concede de ser tenido por digno de sufrir con tu Señor, y gózate también en esto: en que tus sufrimientos, tus pérdidas y persecuciones te harán una plataforma desde la cual, con más vigor y con mayor poder, testificarás por Cristo Jesús. Medita en tu gran Ejemplo y sé lleno de su Espíritu. Recuerda que necesitas mucha instrucción, mucha perseverancia, mucha gracia y mucha humildad para que tu testimonio redunde para la gloria de tu Señor.



CHARLES SPURGEON - (DEV. “LECTURAS VESPERTINAS”)









TRADUCCIÓN