“Por tanto, cada uno de ustedes ame a su esposa
como a sí mismo, y la esposa respete a su esposo.” Efesios 5:33 (Leer: Efesios
5:22-33)
Si actualmente
tienes problemas matrimoniales, no te preocupes, todas las personas casadas en
algún momento tienen problemas conyugales.
En todo matrimonio es normal que se presenten problemas de todo tipo.
Al inicio de un
noticiero, el presentador casi de forma inmediata leyó estos titulares:
“Esposas japonesas se están revelando frente a los maltratos de sus esposos” y
“México trata de buscar solución a la ola de violencia matrimonial”. Diferentes
culturas, pero los mismos problemas. ¿Por qué se da esto?
¿Quizás podría
ser que pensemos que nuestra pareja, debe satisfacer las necesidades más profundas
de nuestros corazones? Si esto es así, hemos puesto sobre la espalda de la otra
persona una carga imposible de sobrellevar. Si pensamos de esta forma, lo más
probable es que tengamos el problema de no aceptar la responsabilidad de
nuestros actos y prefiramos echarle la culpa al cónyuge.
En Efesios
5:22-33 encontramos el diseño divino para el matrimonio. Si seguimos estas
simples instrucciones nos ahorremos la mayoría de problemas que enfrentamos en
las relaciones maritales, pero si las tomamos como una lista de verificación
para juzgar a nuestra pareja, se pueden convertir en una fuente de problemas. La
clave al leer estos pasajes es poder encontrar nuestro rol o funciones dentro
de una relación. Recuerda que el motivo por el cual nos dan instrucciones en
cualquier aspecto de la vida, es para sacarnos de nuestra ignorancia con
respecto al uso del objeto que está siendo descrito en el manual. De igual manera
en la Biblia, nuestro manual de vida, encontramos las instrucciones de Dios
para cumplir satisfactoriamente con el objetivo de nuestras vidas, vivir de
acuerdo con la voluntad de Dios.
Por un asunto
práctico, nos encantaría tener un matrimonio feliz y sin problemas que funcione
por sí solo, más la realidad es otra, un matrimonio necesita esfuerzo y
perseverancia. Dios nos llama a trabajar
en nuestra relación con Él y con la persona a quien prometimos amar.
1. El éxito en el matrimonio es más que
estar con la persona adecuada, es ser la persona adecuada con la ayuda de Dios.
2. No lo dudes más, involucra a Dios en
tu relación y los resultados serán sorprendentes.
MD/HG -
(DEV. PROVERBIOS: “SABIDURÍA DIVINA PARA LA VIDA DIARIA”)