“Y te desposaré conmigo en fidelidad, y
conocerás a Jehová.” Oseas 2:20
¿Te acuerdas de Sandra? Es la chica que se veía como un
gusano. (Ver 9 de noviembre).
Cuando comprendemos la formación de Sandra, no nos
sorprendemos de que se sienta como si arruinara todo lo que trata de hacer. El
padrastro de Sandra era muy trabajador y presionaba a Sandra para que fuera
excelente en todo lo que hacía. Su modo favorito de empujar a Sandra era
humillándola. Si Sandra no se esforzaba al máximo, se burlaba de ella. A lo
largo de los años, le puso sobrenombres como boba, tonta, torpe, mofletuda y cabeza-hueca.
Cuanto más la hostigaba, más confundida se sentía ella y más errores cometía.
Con todas estas impresiones feas grabadas en su mente,
Sandra creció con la actitud de no--puedo--hacer--nada--bien. Presionada para
triunfar, no pudo conservar su primer trabajo. Ahora hace diez años que tiene
un trabajo poco exigente y mal pagado, pero su desempeño todavía deja mucho que
desear. No puede verse a sí misma por quien realmente es, una persona amada por
Dios no importa lo que logre.
¿Qué cosas provocan que alguien acabe lastimado e
incapacitado como Sandra? ¿Qué cosa la hubiera ayudado a sentirse capaz?
Como familiares y amigos, tenemos la oportunidad de
brindarnos unos a otros los ingredientes esenciales para impedir que nos
sintamos peor que gusanos. Aquí van tres maneras como nos podemos ayudar
mutuamente:
1. Dar aliento. Cuando alguien es siempre criticado, culpado o rebajado
por lo que hace, su confianza en sí mismo y su motivación se debilitan. ¿Por
qué intentar nada si siempre van a fracasar? Dar aliento ayuda a los demás a
sentirse capaces.
2. Brindar un apoyo
práctico. Todos necesitamos compañeros de carga que
caminen con nosotros y compartan el peso de una tarea o prueba difícil. Dios no
tiene el propósito de que ninguno de nosotros tengamos que depender
exclusivamente de nosotros mismos.
3. Demostrar aprecio. Ninguno de nosotros es absolutamente perfecto en todo lo
que intentamos. Algunos hasta tenemos dificultades con tareas que el resto
considera fáciles. Pero cada uno tiene una característica o un talento que
merece aprecio: cosas como esforzarse, ayudar, una actitud positiva, estar
decidido a superarse o disposición para intentar algo nuevo.
Nuestros familiares y amigos pueden apuntalarnos o
tirarnos abajo en nuestros años formativos. Dios nos insta a brindarnos
mutuamente el aliento, apoyo y aprecio que necesitamos para sentirnos seguros
en cada paso de la vida. ¡Sí, puedes! Así que ¡hazlo!
JOSH MCDOWELL - (Dev. "VIDA NUEVA PARA EL
MUNDO")