miércoles, 15 de noviembre de 2017

Sí puedes 21 noviembre




“Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová.” Oseas 2:20


¿Te acuerdas de Sandra? Es la chica que se veía como un gusano. (Ver 9 de noviembre).

Cuando comprendemos la formación de Sandra, no nos sorprendemos de que se sienta como si arruinara todo lo que trata de hacer. El padrastro de Sandra era muy trabajador y presionaba a Sandra para que fuera excelente en todo lo que hacía. Su modo favorito de empujar a Sandra era humillándola. Si Sandra no se esforzaba al máximo, se burlaba de ella. A lo largo de los años, le puso sobrenombres como boba, tonta, torpe, mofletuda y cabeza-hueca. Cuanto más la hostigaba, más confundida se sentía ella y más errores cometía.

Con todas estas impresiones feas grabadas en su mente, Sandra creció con la actitud de no--puedo--hacer--nada--bien. Presionada para triunfar, no pudo conservar su primer trabajo. Ahora hace diez años que tiene un trabajo poco exigente y mal pagado, pero su desempeño todavía deja mucho que desear. No puede verse a sí misma por quien realmente es, una persona amada por Dios no importa lo que logre.

¿Qué cosas provocan que alguien acabe lastimado e incapacitado como Sandra? ¿Qué cosa la hubiera ayudado a sentirse capaz?

Como familiares y amigos, tenemos la oportunidad de brindarnos unos a otros los ingredientes esenciales para impedir que nos sintamos peor que gusanos. Aquí van tres maneras como nos podemos ayudar mutuamente:

1. Dar aliento. Cuando alguien es siempre criticado, culpado o rebajado por lo que hace, su confianza en sí mismo y su motivación se debilitan. ¿Por qué intentar nada si siempre van a fracasar? Dar aliento ayuda a los demás a sentirse capaces.

2. Brindar un apoyo práctico. Todos necesitamos compañeros de carga que caminen con nosotros y compartan el peso de una tarea o prueba difícil. Dios no tiene el propósito de que ninguno de nosotros tengamos que depender exclusivamente de nosotros mismos.

3. Demostrar aprecio. Ninguno de nosotros es absolutamente perfecto en todo lo que intentamos. Algunos hasta tenemos dificultades con tareas que el resto considera fáciles. Pero cada uno tiene una característica o un talento que merece aprecio: cosas como esforzarse, ayudar, una actitud positiva, estar decidido a superarse o disposición para intentar algo nuevo.

Nuestros familiares y amigos pueden apuntalarnos o tirarnos abajo en nuestros años formativos. Dios nos insta a brindarnos mutuamente el aliento, apoyo y aprecio que necesitamos para sentirnos seguros en cada paso de la vida. ¡Sí, puedes! Así que ¡hazlo!



JOSH MCDOWELL - (Dev. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO")







TRADUCCIÓN