“Él ... acrecienta las fuerzas del débil” (Isaías
40:29 NVI)
Había un niño
imposibilitado y los médicos dijeron que no había nada que pudieran hacer por
él. Entonces su madre cogió un cajón de naranjas vacío, lo metió dentro, ató el
cajón con una cuerda, se ató la cuerda a la cintura y allí donde iba lo
arrastraba. Poco tiempo después el niño cogió una costumbre que a su madre no
le gustaba: empezó a mecer la caja. A veces la sacudía tan fuerte que se
volcaba y se salía de ella. No importaba cuántas veces le volviera a meter el
pequeño siempre hacía lo mismo. Aprendió a sacudir tanto el cajón que podía
salir de él fácilmente. Con el tiempo, y para sorpresa de todo el mundo,
aprendió a andar y consiguió llevar una vida normal. Ese niño hizo algo que ni
los médicos ni siquiera su madre creían que pudiera hacer: no aceptó quedarse
dentro de la caja en la que alguien le había metido.
¿Te “han encajonado”? Si es así, sacude el cajón
hasta que te salgas de él. Algunas personas se nombran asimismo “expertos” y
nos dicen lo que podemos y no podemos hacer y nunca aprecian nada que no encaje
en sus esquemas, fuera de lo ordinario. Una de las grandes promesas de la
Biblia es: “Él ... acrecienta las fuerzas del débil” (Isaías 40:29). Empieza a
leer pasajes que sacudan tu cajón. Aquí hay uno: “Mas yo estoy lleno del poder
del espíritu del Señor...” (Miqueas 3:8). Y otro: “Para los hombres esto es
imposible, pero para Dios todo es posible” (Mateo 19:26). En este día declara:
“Señor Tú lo has prometido, lo creo y no hay más que hablar”.
BOB Y DEBBIE GASS - (DEVOCIONAL "LA PALABRA
PARA HOY")