sábado, 4 de noviembre de 2017

Peligro del culto a personas 4 noviembre






PELIGRO DEL CULTO A PERSONAS



“De manera que ni el que siembra ni el que riega son nada, sino que Dios lo es todo…” 1ª Corintios 3:7 (Leer: 1 Corintios 3:1-9)


Miramos, sin decir nada, el crecimiento de la apostasía en el medio evangélico. Una de estas señales es el culto a la personalidad. Predicadores y músicos son tratados como estrellas de cine. Se ven a sí mismos como estrellas. Sobresalen como iconos, elevados por el pedestal. Cobran grandes cheques para presentarse. Son vendedores ambulantes de la fe, comercializadores de la teología de la prosperidad, exaltan su propio nombre. Muchas iglesias cometen este terrible error de poner a sus líderes en esta peligrosa situación, convirtiendo a sus pastores en iconos, ungidos intocables y dirigentes de la iglesia. Nada es más ofensivo que ensalzar al hombre en lugar de dar toda la gloria a Dios.

La gloria dada a la vanagloria del hombre, es una gloria vacía, es idolatría, es una abominación a Dios. Cuanto más grande es el ministerio de un líder, más humilde debe ser éste. Dios no comparte su gloria con nadie. El que planta y riega no es nada, sino Dios, que da el crecimiento. Centrar nuestra atención en el hombre, deshonra a Dios. Siempre que la iglesia comete este error, necesita una nueva reforma, porque la iglesia tiene una sola cabeza, un señor: Jesucristo. El reino de Dios, es una pirámide invertida. ¡Todo el que se ensalza, será humillado y el que se humilla será ensalzado!

Necesitamos Dios nuestro poner nuestra mirada en lo alto, donde está Dios reinando sobre toda la creación. Cuando nos humillamos somos capaces de depender más de Dios.



MINISTERIO REFORMA - (DEVOCIONAL “CADA DÍA”)









TRADUCCIÓN