sábado, 11 de noviembre de 2017

Las cuatro "C" 11 noviembre





¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, Porque siempre están conmigo. Más que todos mis enseñadores he entendido, Porque tus testimonios son mi meditación. Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos; De todo mal camino contuve mis pies, Para guardar tu palabra. No me aparté de tus juicios, Porque tú me enseñaste. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia; Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira.” Salmo 119:97-104 


Apenas te has acomodado en tu asiento cuando la maestra deja caer la bomba:

—Niños, tengo que tener un registro de quiénes completaron la tarea de lectura de la semana pasada. Pasen esta hoja de papel, cada uno firme su nombre y ponga sí o no, según haya completado la tarea. Luego les daré la calificación correspondiente.

¡Ay, cabeza hueca! te reprochas. Tendría que haber terminado de leer el libro el viernes en lugar de andar vagueando después de clase. ¡Ahora sí que estoy frito!

Te domina el pánico. Se te hace un nudo en el estómago. Eh, yo me leí más de la mitad del libro. Podría escribir sí, argumentas contigo mismo. Y sé cómo termina la historia, así que eso equivale a leerla. Además, he leído más que la mayoría de los chicos que están poniendo "sí".

De pronto, la hoja aterriza en tu escritorio. La firmas, luego vacilas ante el espacio donde tienes que escribir sí o no. ¿Qué escribirás?

¿Qué harías tú en una situación similar? ¿De qué manera determinarías qué hacer?

Nos encontramos ante decisiones similares todos los días. Seguro, decidir entre el bien y el mal es muy simple si la decisión es entre robar un disco compacto o ahorrar dinero para comprar uno. Pero, ¿cómo podemos decidirnos cuando la línea entre el bien y el mal es borrosa?

Los mandatos de Dios son imprescindibles para obtener el discernimiento y la orientación que necesitas ante las decisiones desconcertantes que te toca tomar. Y un modo de poner en práctica la Palabra de Dios cuando tienes que tomar decisiones difíciles es un proceso que puedes recordar como las cuatro "C". Funciona así:

C-1: Considera las opciones. Cada decisión es una oportunidad para escoger la voluntad de Dios o la tuya. ¿Cuál, exactamente, es la decisión que debes tomar?

C-2: Compárala con Dios. ¿Hay en la Biblia algún mandato concreto que te indica qué hacer en esta situación? ¿Algún principio claro? ¿Es el carácter de Dios una indicación de lo que debes hacer? ¿Cómo es Dios? ¿Qué haría él?

C-3: Comprométete con la voluntad de Dios. Determina hacer lo que Dios y su Palabra te indican que hagas. Sin excepciones. Sin excusas. Comprométete y sé fiel a tu compromiso.

C-4: Cuenta con la protección y los recursos de Dios. Que Dios te cuide no significa que todo será color de rosa. Pero vivir según la voluntad de Dios brinda amplias bendiciones espirituales, como la libertad del sentimiento de culpa y la bendición de Dios sobre tu vida.

La próxima vez que te preguntes cuál es la opción buena o cuál es la mala en alguna decisión que tengas que tomar, recuerda las cuatro "C". ¡Siguiendo el proceso de las cuatro "C" podrás saber claramente lo que Dios quiere que hagas!



JOSH MCDOWELL - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO")









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