EL PEOR CIEGO ES EL QUE NO QUIERE VER
“Todo el mundo los odiará a ustedes por causa mía;
pero el que siga firme hasta el fin, se salvará.” Marcos 13:13 (Leer: Juan
13:3-13)
De todas las
discapacidades creo que la ceguera es la más horrible. Es difícil entender el
sufrimiento de uno que ha nacido ciego, pero más difícil aún debe ser ofrecer
consolación a una persona que perdió la visión después de adulto. ¿Cómo sería
posible, por ejemplo, explicar a una persona ciega como es el rostro de su
hijo? O entonces, ¿cómo decirle que el cielo es azul? Los ciegos viven una vida
llena de dificultades, principalmente porque la mayoría de las personas no se
preocupan por ellos. El otro día caminando por una calle en mi ciudad, noté la
solidaridad que hace falta hoy día. Un hombre ciego estaba tratando de cruzar
la avenida pero nadie lo ayudaba. Ciertamente las personas pensaban: no tengo
tiempo para nada, ni para ayudar…
Jesús no era así, porque siempre tenía unos minutos
para oír a los que lo buscaban. Más que eso, tenía tiempo para sanar
a los ciegos, sanándolos para que volvieran a ver. Cristo jamás se rehusó a
ayudar. A unos les expelió espíritus malos; a otros les curó sus enfermedades y
hasta los resucitó de la muerte, como lo hizo con su buen amigo Lázaro. El peor
ciego es lo que no quiere ver, pero la enfermedad más grande es la ceguera
espiritual. Por eso le pedimos a Jesucristo que nos haga diferentes y que
podamos ver con el corazón.
Señor Dios. O ciego o con buena visión, te damos
gracias porque te vemos con los ojos de la fe. Solamente así podremos ver la
luz de la eternidad. Amén.
MINISTERIO REFORMA - (DEVOCIONAL “CADA DÍA”)
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El Rev. Juan Boonstra es quien nos guía este
mes a apreciar la Biblia y lo que ella tiene que decir para todos. Él fue el
director y la voz de La Hora de la Reforma por más de un
cuarto de siglo.