Cuando Dios
dice: “Voy a usar tu vida para mi gloria”, a menudo olvidamos que una espada no
se forma sobre una hamaca, sino, sobre un yunque. Va a haber calor, martilleo,
doblado, modificación. Todo es necesario, y va a tomar tiempo. Sin embargo, en
el proceso, clamamos: “Señor, pensé que habías dicho que ibas a usar mi vida,
pero lo único que hago es verme atravesando el fuego. ¡Oh, Jesús, ayúdame!”
El Señor te
contesta: “¡Te dije que iba a usar tu vida para mi gloria! Pero no te voy a
usar hasta que estés listo”.
El profeta
Habacuc dijo: “Aunque
la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no
mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá” (Habacuc 2:3).
Las cosas que
Dios te ha hablado se cumplirán. Si Dios dijo que él va a traer a tu familia a
casa, ¡entonces él traerá a tu familia a casa! Si Dios dijo que usará tu vida,
entonces él va a usar tu vida, pero en su horario, no en el tuyo.
Pablo exhortó a
los filipenses: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo
honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen
nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”
(Filipenses 4:8).
A veces, Dios puede parecer silencioso, a pesar de
que ya haya enviado la respuesta. Sin embargo, ésta encuentra un tipo
de resistencia antes de llegar a nosotros. Este obstáculo puede estar dentro de
nosotros, por haber oído otras voces que se resisten a la voz de Dios. En la
sociedad de hoy, tenemos acceso a tantas voces, y eso puede, fácilmente,
desviar nuestros pensamientos. Debemos tener mucho cuidado respecto a quién y
qué estamos oyendo.
CARTER CONLON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)