“A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él
vuestro temor, y él sea vuestro miedo.” Isaías
8:13
Una tormenta
severa golpeó la Costa Este y la guardia costera fue convocada para responder a
un barco en crisis. Un joven marinero, nuevo, estaba aterrorizado por la
perspectiva y declaró: “no podemos salir, nunca regresaremos”. El experimentado
capitán respondió: “debemos salir, no tenemos que regresar”; el deber llamaba y
la responsabilidad venció el miedo.
Si vamos a
caminar por fe, sólo puede haber un objeto de temor en nuestras vidas y ese es
Dios. Somos responsables ante Él, Él es el mayor objeto de temor porque Él es
omnipotente y omnipresente. El temor del Señor es saludable porque es el único
temor que echa fuera a los otros temores (Isa 8:11-14). Todos los demás objetos
de temor palidecen en comparación a nuestro Dios Santo. Necesitamos ser como
David quien proclamó ante Goliat: “¿quién es este filisteo incircunciso, para
que provoque a los escuadrones del Dios viviente?” (1 Sam 17:26). El
ejército hebreo vio a Goliat en relación con ellos y se encogió en derrota.
David vio a Goliat en relación a Dios y conquistó en Su fuerza.
Cuando los 12
espías checaron la Tierra Prometida, 10 de ellos regresaron y respondieron: “No
podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros” (Núm.
13:31). Ellos no vieron a Dios en la tierra, vieron a los gigantes (v 33), con
esa perspectiva toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró
aquella noche (Núm. 14:1).
Josué y Caleb
respondieron: “no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta
tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de
ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis” (Núm. 14:9). La gente se
rebeló. Aceptaron el informe de la mayoría en lugar de escuchar a Josué y a
Caleb. Al aceptar la voluntad de los cananeos sobre la voluntad de Dios, ellos
elevaron el poder y el prestigio de los cananeos sobre la omnipotencia y
omnipresencia de Dios. Para honrar a Dios como el mayor objeto de temor es
adorarlo. Ser controlado por cualquier otro objeto de temor es permitirle
usurpar el lugar de Dios en nuestras vidas.
ORACIÓN. Señor, quiero agradarte a ti en todo
hoy, no quiero agradar a la gente o ser un cobarde, en Cristo Jesús, amén.
NEIL ANDERSON - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)