“En quien tenemos redención por su sangre, el
perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para
con nosotros...” Efesios 1:7-8
Nosotros en la
iglesia ni siquiera hemos empezado a rascar la superficie de la gracia. Tomamos
sólo pequeños sorbos de la copa de gracia de vez en cuando en nuestro caminar
con Dios antes de comenzar a confiar en nuestras propias habilidades.
Cuando Jesús
dice que tenemos que nacer de nuevo, tener fe, orar, buscar Su rostro y amar a
nuestro prójimo, cada uno de sus mandamientos es sí y amén. Tenemos que hacer
lo que Él nos llama a hacer, no escoger y elegir nuestras áreas de obediencia.
Algunas
iglesias prefieren ciertas áreas de obediencia sobre otras. Enfatizan el
evangelismo, la justicia social, el activismo político, el servicio a los
pobres o la oración. Pero ninguna iglesia es agradable a Dios cuando funciona
con un cilindro en lugar de ocho. ¡Cualquier persona o iglesia que no esté
obedeciendo los mandamientos de Dios está viviendo en desobediencia! Simplemente, Él no nos permitirá ignorar
algunos de Sus mandamientos.
Sin embargo, la
perfecta obediencia no es posible; no está dentro del ámbito de nuestra
capacidad. La razón por la que elegimos ciertas áreas de obediencia es porque
son más fáciles de cumplir que otras.
Tener una vida
de gozo y victoria no depende de si tenemos éxito o fracasamos en obedecer los
mandamientos de Dios; tiene que ver únicamente con cómo obedecemos Sus
mandamientos. Cuando era joven, uno de los líderes de jóvenes me dijo: “Puedes
cambiarte a ti mismo, de tal forma que las tentaciones no regresen. Tienes la
capacidad de escapar de cualquier cosa” ¿De veras? No se requiere mucho tiempo
para ver cuán inútil eso realmente es.
No podemos
hacer cambios en nosotros mismos. Debemos permitir que la gracia de Dios nos de
poder y traiga transformación; en nosotros mismos y en nuestro mundo.
GARY WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)