Tanta angustia.
Tanta aflicción. Tanta pena causada por enfermedades, dolencias y desastres.
Tantos creyentes dolidos. Tantas personas pasando por crisis financieras.
La Biblia nos
dice, “Muchas
son las aflicciones del justo” (salmos 34:19). Sin embargo, la
segunda parte de este verso cambia enteramente el significado: “Pero de todas
ellas le librará Jehová”.
David clamó,
“Acuérdate, oh Jehová, de David, y de toda su aflicción” (Salmo 132:1). Este
hombre devoto enfrentó muchos problemas. Su oración fue: “Señor, tú has librado
a otros de sus aflicciones. ¡No te olvides de mí! Ayúdame, líbrame”.
El apóstol
Pablo también soportó muchas aflicciones. El escribió: “El Espíritu Santo por
todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y
tribulaciones” (Hechos 20:23). Pablo añadió: “que nadie se inquiete por estas
tribulaciones” (1ª Tesalonicenses 3:3). Él estaba diciendo: “Amados santos, no cuestionen por qué tengo
que enfrentar tan grandes aflicciones. Estas cosas no hacen que yo
cuestione a Dios”.
“Antes bien,
nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en
tribulaciones, en necesidades, en angustias” (2ª Corintios 6:4). Nota el
énfasis de Pablo aquí: “en mucha paciencia”. ¿Has estado perdiendo la paciencia
en tu aflicción? ¿Te has desanimado hasta el punto de dejar a un lado tu fe?
Agárrate de las
Escrituras y deja que la fe se levante en tu corazón. ¡Dios no se ha olvidado
de ti!
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)