domingo, 13 de noviembre de 2016

Sediento de Dios 13 noviembre





Hace poco, después de una reunión de oración de martes por la noche en el Tabernáculo de Brooklyn, me presentaron a un pastor que estaba de visita con un pequeño grupo de líderes de su iglesia. Le di la bienvenida y le pregunté de dónde era.

"Kentucky", me respondió.

“Eso está muy lejos de Nueva York” – le respondí. "¿Cuánto tiempo estarán aquí?"

"Regresamos esta noche. Salimos al amanecer hoy en la mañana tan solo para estar en la reunión de oración”.

Quedé impactado.

"¿En serio? ¿Todo por un solo servicio?

– “Hermano, tengo sed de Dios", me dijo con toda seriedad. "No puedo continuar. Estoy cansado y agotado. Estoy desesperado por algo del Espíritu de Dios”.


NO TE DES POR VENCIDO.

Mientras el pastor hablaba, no pude evitar pensar en el ruego de David: "Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas" (Salmo 63:1).

¿Alguna vez te has sentido reseco y agotado en tu vida cristiana? Cuando eso sucede, muchos de nosotros persistimos hasta llegar al punto de agotamiento espiritual. Algunas personas se rinden y juegan al hipócrita, fingiendo ser alguien que no es.


HAY DESCANSO.

Hay un viejo dicho que es absolutamente cierto: "Si andas de un lado a otro, quedas exhausto y luego quieres escapar".

Pero hay un remedio para aquellos períodos de sequía cuando hemos andado corriendo de un lado para otro. Se encuentra en lo que el apóstol Pedro llamó "tiempos de descanso" que vienen de la presencia del Señor (Hechos 3:19).



JIM CYMBALA - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)









TRADUCCIÓN