“… en la cárcel … el Señor estaba con él…” Génesis 39:20-21
Cuando la esposa de Potifar salió gritando
diciendo que José había intentado violarla, su esposo la creyó y metió a José
en la cárcel. En su lugar, muchos habríamos pensado: ‘No es justo; me comporté
como debía. Quizás debería haberme divertido, y así habría guardado mi puesto
de trabajo; a lo mejor hasta podría haber ascendido’. Pero José no pensó así.
En ese momento de su vida no había mejor lugar para Él que estar donde Dios lo
quería exactamente. Y fue en la cárcel donde conoció al mayordomo real, quien
le presentó al faraón y más tarde este lo colocó en el trono de Egipto. A veces
Dios nos lleva al punto más bajo para llevarnos luego al más alto. Lo más difícil cuando has tocado fondo es
recordar que el camino no ha acabado. La Biblia dice de José: “La palabra
del Señor puso a prueba a José, hasta que se cumplió lo que José había
anunciado” (Salmos 105:19 DHH).
El Faraón tuvo
un sueño que nadie en su reino supo interpretar, sino José. Gracias a eso, pasó
de la nada al estrellato, de la cárcel a ser la mano derecha del Faraón. Nadie
puede hacer ese milagro sino Dios. Si nosotros estuviéramos en la cárcel seguro
que nos conformaríamos con una salida anticipada, una ropa nueva y un poco de
dinero para volver a casa. Pero Dios tenía en mente algo mucho mayor para José.
¡Y también lo tiene para ti! Él sabe adónde te va llevar, y las lecciones que
tienes que aprender en el camino, para que cuando llegues allí puedas cumplir
bien tu cometido. Por lo tanto, reconoce la mano de Dios en tu situación hoy.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA
PARA HOY")