“amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole
a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que
habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob,
que les había de dar.” Deuteronomio 30:20
Me gustaría poder
garantizar a todos nosotros plena libertad del pecado 365 días al año, pero eso
no es posible, no mientras seamos terrestres. Perfección perpetua (los teólogos
le llaman perfección sin pecado) no podremos disfrutarla hasta que recibamos
cuerpos glorificados y estemos en casa en el cielo. Pero las buenas noticias
son que no tenemos que pecar de forma constante, día tras día. La gracia nos ha
libertado para obedecer a Cristo.
Pero gracias a Dios,
que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella
forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser
siervos de la justicia. (Rom 6:17-18)
¡Maravillosa,
maravillosa verdad! Escogiendo la justicia, disfrutamos de un estilo de vida
marcado por las bendiciones de Dios, estabilidad y fortaleza. La gracia nos
liberta para escoger. Podemos decidir caminar con Dios y tomar fuerzas de Él
para enfrentar cualquier cosa que la vida nos depare. O podemos decidir caminar
alejados de Dios y enfrentar las conse-cuencias inevitables. La próxima vez que
seas tentado a ceder ante tu antiguo amo, recuerda esto: La gracia te invita a
regresar y encontrar perdón, pero no borra automáti-camente las cicatrices que
acompañan al pecado, algunas podrían estar contigo por toda la vida.
A pesar de las
terribles consecuencias que el pecado puede traer, la gracia también significa
que le permitimos a otros la libertad de escoger, cueste lo que cueste. Hacer
lo contrario abusa tanto como aquellos que usan su libertad como licencia para
pecar. Soy un firme creyente de la responsabilidad mutua, pero la gracia
significa que no forzaré o manipularé o juzgaré o intentaré controlarte, ni tú
deberías hacerlo conmigo. Esto significa que seguiremos guiando a otros a la
libertad al proveerles agujeros de respiración. Significa que deliberadamente
los dejemos ser para que cada uno de nosotros pueda crecer y aprender por
nuestra cuenta, de lo contrario nunca disfrutaremos de la libertad de un mar
abierto. Para la mayoría de nosotros, el dejar ser a otros no es natural ni
fácil. Porque nos importa, es más nuestra tendencia de darle a la gente
consejos o asesoría. La idea de dejarlos fracasar, o caerse es extremadamente
dolorosa para nosotros, pero Dios nos trata así prácticamente todos los días de
nuestra vida. Tendemos a meter el clutch, no a soltar, para poner a la gente en
nuestro marco y no le permitimos hoyos de respiración a menos que y hasta que
ellos acepten la forma de nuestros moldes.
CHARLES SWINDOLL - (Dev. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO")
CHARLES SWINDOLL - (Dev. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO")