“…Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Mateo 22:39
Para amar a los
demás:
1) debes expresarlo. Se cuenta de
un viejo pescador que llevaba 50 años casado con su paciente y resignada
esposa, pero nunca le había expresado ningún afecto. Por fin, llena de
frustración un día ella le preguntó: ‘¿Por qué nunca me dices que me quieres?’
Sin titubear, él replicó: ‘Te dije que te quería cuando me casé contigo; si
alguna vez cambio de parecer te lo haré saber’. Es una anécdota graciosa pero
no tanto si se trata de algo común en las relaciones. Tu cónyuge probablemente
sepa que lo/la amas, pero aun así quiere oírtelo decir. Y también tus hijos,
tus amigos y las personas en tu círculo de influencia. La realidad es que nunca
te sobrepasarás diciendo ‘Te quiero’.
2) Tienes que dar muestras de ello. Todo el mundo
necesita una palmadita en la espalda. La doctora Dolores Krieger, catedrática
de enfermería de la Universidad de Nueva York, quien llevó a cabo numerosos
estudios sobre el poder del contacto físico humano, descubrió que tanto el que
hace una caricia como el que es acariciado experimentan grandes beneficios
fisiológicos. Funciona así: las células rojas contienen hemoglobina, una
sustancia que transporta oxígeno al tejido corporal. Y la doctora Krieger
comprobó que cuando una persona pone sus manos en otra, los niveles de
hemoglobina de la sangre de las dos se incrementan; esto a su vez hace que el
tejido corporal reciba más oxígeno, lo cual da vigor al organismo y puede
facilitar el proceso curativo. Lo que vemos es el poder del amor en acción,
literalmente. ¡Amar es bueno para la salud! No hay nada más gratificante,
satisfactorio o alentador que amar a los demás con palabras y hechos.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA
PARA HOY")