“Pero a cada uno le es dada la manifestación de
Espíritu para provecho.” 1ª Corintios 12:7
Dios quiere que
cada cristiano entienda los dones espirituales y los use sabiamente.
Un don
espiritual es un canal a través del cual el Espíritu Santo ministra al Cuerpo
de Cristo (1ª Cor 12:11). El día en que nacimos de nuevo, en la familia de
Dios, su Espíritu nos dio un don espiritual. Por lo tanto, tener un don
espiritual no significa que un creyente sea “espiritual”. Lo que realmente
debemos preguntar es “¿el canal está abierto?” Hipotéticamente uno podría tener
todos los dones espirituales y no utilizar ninguno de ellos. O ese creyente
podría utilizarlos a su máxima potencia. De cualquier manera, tal persona no
sería espiritual.
También es
incorrecto equiparar una habilidad natural con un don espiritual. Alguien
podría decir “mi don es hacer pasteles”, otro podría decir “mi don es tocar el
piano”; estos son habilidades maravillosas, pero son habilidades naturales, no
dones espirituales.
Pablo ilustra
la diferencia entre las habilidades y los dones. Él pudo haber usado sus conocimientos de filosofía y literatura para
escribir y dar grandes discursos. Sin embargo, esto es lo que le dice a los
corintios: “cuando fui a vosotros para
anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de
sabiduría, pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a
Jesucristo y a éste crucificado” (1ª Cor 2:1-2). El Espíritu Santo utiliza las
habilidades de la gente como Pablo y habla a través de ellas, pero Él se
expresa de una manera sobrenatural, la cual no necesariamente está relacionada
con las habilidades naturales de la persona.
Si confiamos en
nuestra habilidad para producir un fruto espiritual, impedimos lo que el
Espíritu quiere hacer en nosotros. En cambio, reflexiona en lo que dice Pedro
de usar tus dones “cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a otros,
como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla,
hable conforme a las palabras de Dios, si alguno ministra, ministre conforme al
poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a
quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos, amén. (1ª
Ped 4:10-11).
JOHN MACARTHUR - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)