“Entonces, respondiendo judas, el que lo iba a
entregar, dijo: —¿Soy yo, maestro?…” Mateo
26:25
En un sermón
acerca del compromiso con Cristo, El gran predicador Carlos Spurgeon dijo: “He
conocido a algunos que predicaron el Evangelio con gran poder pero que vivían
sin poder alguno. He conocido a otros que llevaron a cabo las tareas de
diaconado y liderazgo con una diligencia considerable que luego sucumbieron a
sus pasiones pecaminosas. De algunos de ellos llegué a pensar que eran los hombres
más santos que conocía. Mientras oraban fui levantado hasta las mismas puertas
del cielo; si alguien me hubiera dicho que estas personas iban a caer un día en
gran pecado no lo hubiera creído. De hecho, lo hubiera creído más bien de mí
mismo. Si los que parecían más fuertes
que nosotros han caído ¿por qué no lo habríamos de hacer nosotros?
“Los discípulos
de Nuestro Señor sentados a la mesa con Él, al oír que uno de ellos iba a
traicionar a su Maestro, se preguntaron ‘¿Soy yo, Señor?’ Era una pregunta
apropiada. No hubo ni uno que dijera ‘Señor, ¿Es Judas?’. Probablemente ninguno
de ellos sospecho de él. Y es posible que el más hipócrita de la asamblea sea
aquel sobre el cual no recae la más mínima sospecha. Ha aprendido a jugar sus
cartas tan bien que su verdadero carácter no ha sido descubierto”. Si estas
palabras te han incomodado, no camines, sino corre a los pies de la Cruz hoy.
Acude a Aquel que conociendo perfectamente tus luchas y tentaciones te ama
incondicionalmente; Aquel cuya sangre te limpia de todo pecado, cuya gracia
puede levantarte y sostenerte y cuyo poder te ayuda a vivir una vida
victoriosa.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA
PARA HOY")