Debo
preguntarte: Cuando golpea la tormenta, ¿vas al Señor en oración? Si es así,
entonces estás obteniendo fuerzas, porque tu mente está fijándose en el amor de
tu soberano Padre celestial. En Su presencia, Él continuamente te revela Su
poder y te alienta para que puedas llegar a la meta.
No es voluntad
de Dios que Sus hijos enfrenten los tiempos peligrosos que están delante,
paralizados de miedo, de hecho la profecía bíblica y las advertencias no
deberían asustarnos. El deseo de corazón de Jesús, al respecto, se puede notar
claramente:
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os
la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan
14:27).
ADVIRTIÉNDONOS
EN AMOR.
Jesús profetizó
sobre eventos mundiales venideros que sonaban aterradores. Habló de guerras,
pestes y terremotos en diversos lugares. Y Él advirtió a sus oidores: “Van a
ser afligidos, y algunos de ustedes incluso serán muertos. La iniquidad
abundará. Los falsos profetas y los mesías se levantarán engañando a muchos”
(ver Mateo 24:3-41).
Más adelante en
Mateo, Jesús explica que la razón de haber advertido sobre tales sucesos
catastróficos era para que creamos en Él cuando veamos que estas cosas sucedan.
ÉL ES EL SEÑOR
POR ENCIMA DE TODO.
Jesús no trataba
de poner sobre nosotros una carga de miedo. De hecho, Él simplemente, no quiere que seamos sorprendidos cuando seamos
golpeados por horribles tempestades.
Él no quiere que nuestra fe naufrague cuando enfrentemos de pronto, un
sufrimiento increíble. Y sobre todo, Él quiere que creamos que hay un Señor,
por encima de todas estas horrendas cosas, un Padre que es suficientemente
amoroso, como para advertirnos al respecto y guardarnos en medio de éstas.
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)