jueves, 25 de agosto de 2016

Su corazón 25 agosto





Durante estos días hemos hablado acerca de cuidar, instruir y usar lo que Dios ha dado a nuestros hijos, pero hay algo importantísimo, una de las principales cosas por las cuales debemos orar y es por su corazón.

¿Saben que podemos ahorrarles una gran cantidad de mal sabores en su vida si tan solo les enseñáramos a "guardar" su corazón?

¿Cuántas veces hemos escuchado o hemos dicho?: "Tengo roto el corazón", "Me hicieron trizas el corazón", "Mi corazón está tan dolido que nadie más volverá a entrar en él". Y comenzamos a poner capas y capas sobre él para que no nos dañen y obviamente se endurece y un corazón dolido difícilmente puede dar y recibir amor, adorar a Dios y sentir compasión por alguien más. Ponemos un escudo para defendernos y eso nos hace más daño porque nos encierra en un caparazón falso.

¿Estás aparentando ser muy fuerte para que no te lastimen nuevamente? ¿Es eso lo que están viendo nuestros hijos y nietos? ¿Te has convertido en alguien impenetrable que no puede demostrar sus sentimientos a los demás?

¿De verdad existen corazones tan endurecidos que no sienten nada por nadie más?

No se preocupen, si este es su caso Dios siempre tiene la solución, ¡Aleluya!, Él nos puede transformar si nosotros se lo permitimos. "Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo." (Ezequiel 36:26 - NTV)

Vemos que Dios en su infinita misericordia nos cambia el corazón duro por uno de carne, pero creo que podemos actuar desde antes con nuestros niños y adolescentes, oremos para prevenir, no sólo para solucionar. Guardar nuestro corazón es, cuidarnos de los enojos, las amarguras, el resentimiento, la depresión, que las malas experiencias no haga nido en nuestro corazón. Nuestras reacciones a las distintas circunstancias de la vida van a depender de lo que tengamos guardado en nuestro corazón.

Hoy oremos por el corazón de cada uno de nuestros hijos y nietos, si son pequeños o grandes no importa, el corazón siempre puede ser sanado, restaurado y todos podemos aprender a guardarlo, ellos pueden tener un corazón limpio pues es lo que determinará el rumbo de su vida. Ora junto con tus hijos y nietos para que Dios renueve y sane sus corazones. Pide a Dios que siga guardando ese corazón inocente y que ellos puedan tener un corazón limpio pues es lo que determinará el rumbo de su vida.
 
Dice Proverbios 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida”.

Recordemos: Nuestro corazón puede prepararse para no guardar rencor y también puede ser restaurado y sanado.


MÓNICA ALDUCIN - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)







TRADUCCIÓN