Durante estos
días hemos hablado acerca de cuidar, instruir y usar lo que Dios ha dado a
nuestros hijos, pero hay algo importantísimo, una de las principales cosas por
las cuales debemos orar y es por su corazón.
¿Saben que
podemos ahorrarles una gran cantidad de mal sabores en su vida si tan solo les
enseñáramos a "guardar" su corazón?
¿Cuántas veces
hemos escuchado o hemos dicho?: "Tengo roto el corazón", "Me
hicieron trizas el corazón", "Mi corazón está tan dolido que nadie
más volverá a entrar en él". Y comenzamos a poner capas y capas sobre él
para que no nos dañen y obviamente se endurece y un corazón dolido difícilmente
puede dar y recibir amor, adorar a Dios y sentir compasión por alguien más.
Ponemos un escudo para defendernos y eso nos hace más daño porque nos encierra
en un caparazón falso.
¿Estás
aparentando ser muy fuerte para que no te lastimen nuevamente? ¿Es eso lo que
están viendo nuestros hijos y nietos? ¿Te has convertido en alguien
impenetrable que no puede demostrar sus sentimientos a los demás?
¿De verdad
existen corazones tan endurecidos que no sienten nada por nadie más?
No se
preocupen, si este es su caso Dios siempre tiene la solución, ¡Aleluya!, Él nos
puede transformar si nosotros se lo permitimos. "Les daré un corazón nuevo y pondré un
espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les
daré un corazón tierno y receptivo." (Ezequiel 36:26 - NTV)
Vemos que Dios
en su infinita misericordia nos cambia el corazón duro por uno de carne, pero
creo que podemos actuar desde antes con nuestros niños y adolescentes, oremos
para prevenir, no sólo para solucionar. Guardar nuestro corazón es, cuidarnos
de los enojos, las amarguras, el resentimiento, la depresión, que las malas
experiencias no haga nido en nuestro corazón. Nuestras reacciones a las
distintas circunstancias de la vida van a depender de lo que tengamos guardado
en nuestro corazón.
Hoy oremos por
el corazón de cada uno de nuestros hijos y nietos, si son pequeños o grandes no
importa, el corazón siempre puede ser sanado, restaurado y todos podemos
aprender a guardarlo, ellos pueden tener un corazón limpio pues es lo que determinará
el rumbo de su vida. Ora junto con tus
hijos y nietos para que Dios renueve y sane sus corazones. Pide a Dios que
siga guardando ese corazón inocente y que ellos puedan tener un corazón limpio
pues es lo que determinará el rumbo de su vida.
Dice Proverbios
4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida”.
Recordemos:
Nuestro corazón puede prepararse para no guardar rencor y también puede ser
restaurado y sanado.
MÓNICA ALDUCIN - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)