En este
momento, el mundo se dirige hacia una gran turbulencia. Habrá eventos y caos
que, naturalmente, traen miedo. Pero Dios nos ha dicho: "Mi Palabra está
en ti. Estás cubierto bajo la sombra de mi mano y tú eres mi hijo”. Ha llegado
el momento de ajustar nuestros cinturones de seguridad, abrir nuestra Biblia y
hablar con nuestro Padre a través de todo esto. Él ha dicho que no vamos a
derrumbarnos: “Veía
al Señor siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido.”
(Hechos 2:25).
Te insto a
apropiarte de esta poderosa palabra de Isaías:
“Levantad en
alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su
ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de
su fuerza, y el poder de su dominio.”
“¿Por qué
dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de
mi Dios pasó mi juicio? ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es
Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con
cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.”
“El da esfuerzo
al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se
fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se
cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” (Isaías 40:26-31).
Nuestra comunión con Él da a luz confianza. Al derramar
ante el Señor nuestras necesidades y preocupaciones, salimos con su reposo y
seguridad. “Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él
vuestro corazón; Dios es nuestro refugio” (Salmo 62:8).
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)