“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais
muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo
siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del
aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” Efesios 2:1-2
En 1 Cor 2:14 y
3:3 Pablo hace una distinción entre tres tipos de personas en relación con la
vida en el Espíritu: la persona natural, la persona espiritual y la persona
carnal. En estos días examinaremos las diferencias en cuanto a la vida
espiritual que existe entre estos tres tipos de individuos.
Efesios 2:1-3
contiene una descripción concisa de la persona natural que Pablo identifica en
1 Cor 2:14, esta persona está muerta espiritualmente, separada de Dios.
Vive independiente a Dios, la persona
natural peca como forma de vida.
La persona
natural tiene un alma con la cual piensa, siente y elige. Pero su mente (y
subsecuentemente sus emociones y voluntad) está dirigida por la carne la cual
actúa completamente aparte del Dios que le creó. La persona natural puede
pensar que es libre de escoger su comportamiento. Pero como vive en la carne,
invariablemente camina de acuerdo a la carne, y sus decisiones reflejan las
"obras de la carne" listadas en Gál 5:19-21. Las acciones de la
persona natural, sus reacciones, hábitos, memorias y reacciones son todas gobernadas por el mundo
natural. La persona natural luchará con
sentimientos de inferioridad, inseguridad, inadecuación, culpa, preocupación y
duda.
La persona
natural vive independiente a Dios y a Sus propósitos y no responde ante la vida
en armonía con el plan de Dios para él. Viviendo
en una era estresante sin una base espiritual para poder enfrentar la vida o
tomar decisiones positivas, la persona natural está aún más sujeta a problemas
físicos como tensiones, migrañas, colitis, erupciones en la piel, alergias,
asma, artritis, mal ritmo cardiaco, problemas respiratorios, etc; los doctores
están de acuerdo que muchos problemas físicos son psicosomáticos. Poseer la
paz interna y la calmante seguridad de
la presencia de Dios en nuestras vidas afecta positivamente nuestra salud
física, debido a que el Espíritu da vida al cuerpo (Rom 8:11).
ORACIÓN. Señor, gracias por redimirme de mi vida
pasada gobernada por el pecado y Satanás, gracias por darme tu paz y seguridad,
en Cristo Jesús, amén.
NEIL ANDERSON - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)