“A estos cuatro muchachos (Daniel, Sadrac, Mesac y
Abednego) Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y
ciencias y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños.” Daniel 1:17
La sabiduría
divina nos guarda de las influencias de una sociedad maligna.
Desde el
principio de la historia humana, Satanás ha tratado de confundir los propósitos
de Dios al corromper el pensamiento del hombre. En el Jardín del Edén tuvo
éxito al poner en duda el carácter de Dios y convencer a Eva que su
desobediencia no tendría consecuencias. Hoy en día él continúa engañando
civilizaciones enteras "cegando el entendimiento de los incrédulos, para
que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo" (2
Cor 4:4).
Daniel y sus
amigos eran cautivos de un rey pagano que quería diluir su lealtad a Dios
reprogramando su forma de pensar. Sin embargo, a diferencia de Eva, ellos
estuvieron determinados a no ser vencidos por las influencias malignas a su
alrededor. Dios honró su integridad y
les enseñó todo lo que necesitaban saber para ser productivos en la sociedad de
Babilonia e influenciarla a la rectitud. Babilonia era el centro de
aprendizaje en esos días, florecían las ciencias avanzadas, bibliotecas
sofisticadas y grandes eruditos. Dios les dio a estos jóvenes la habilidad
de aprender y mantener ese nivel de
conocimiento y la sabiduría para aplicarla a sus vidas. Además, Él le dio a
Daniel la habilidad de interpretar sueños y de recibir visiones, dones que
resultarían cruciales en su vida al Dios elevarlo a una posición de prominencia
en Babilonia y revelarle el plan de la
historia (ver caps. 7-12)
Seguramente
Daniel, Sadrac, Mesac y Abednego, no entendían todo lo que Dios tenía guardado
para ellos o por qué Él permitiría que fueran probados tan severamente a una
edad tan joven. Pero cuando ellos escogieron amar y confiar en Él a pesar de
las circunstancias, ellos demostraron el tipo de sabiduría que protege a los
hijos de Dios de las influencias de una sociedad maligna. Nosotros, al hacer lo
mismo, Dios nos usa de maneras significativas. También encontramos que Dios
nunca nos llama a un desafío que Él no nos equipa para enfrentar.
ORACIÓN. Señor, enséñanos a contar nuestros días
de tal modo que traigamos al corazón sabiduría, en el nombre de Jesús, amén (Sal
90:12).
JOHN MACARTHUR - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)