Jesús declaro, “Yo soy el pan de vida” (Juan 6:35).
Este pan es lo
que nos distingue como miembros de su cuerpo. Somos separados del resto de la
humanidad porque comemos de un solo pan: Jesucristo. “…todos participamos de
aquel mismo pan.” (1 Cor 10:17).
Algunos
cristianos, sin embargo, no quieren estar conectados a otros miembros del
cuerpo. Tienen comunión con Jesús, pero deliberadamente se aíslan de otros
creyentes. No quieren tener nada que ver con el cuerpo, solo con la cabeza.
Pero un cuerpo
no puede estar compuesto de un solo miembro. ¿Puedes imaginar una cabeza con
tan solo un brazo creciendo de la misma? El cuerpo de Cristo no puede estar
compuesto tan solo de una cabeza, sin miembros u órganos. Su cuerpo consiste de
muchos miembros. Simplemente no podemos ser uno en Cristo sin ser uno con su
cuerpo también.
Veras,
necesitamos no tan solo de la cabeza, sino de todo el cuerpo. Estamos entretejidos no solamente por
nuestra necesidad por Jesús, sino que también por nuestra necesidad por los
demás. Pablo declara: “Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.” (1 Corintios 12:21).
Nota la segunda
parte de este versículo. Ni la cabeza puede decirle a otro miembro, “No te
necesito.” ¡Que increíble afirmación! Pablo está diciéndonos: “Cristo no le
diría a ningún miembro de su cuerpo, ‘no tengo necesidad de ti.’” Nuestra
cabeza se conecta voluntariamente a cada uno de nosotros. Más aun, Él dice que
todos somos importantes, hasta necesarios, para el funcionamiento de su cuerpo.
Esto es
especialmente cierto de miembros que pueden estar heridos y lastimados. Pablo
enfatiza: “Al contrario, los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son
los más necesarios;” (12:22). El apóstol entonces añade: “y a aquellos miembros
del cuerpo que nos parecen menos dignos, los vestimos más dignamente; y los que
en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro,” (12:23). El se
refiere a aquellos en el cuerpo de Cristo que no son vistos, escondidos y
desconocidos. A los ojos de Dios, estos miembros tienen gran honor. Y son
absolutamente necesarios para la obra de Su cuerpo.
Este pasaje
tiene un profundo significado para todos nosotros. Pablo nos está diciendo, “No
importa cuán pobre sea la imagen que tienes de ti mismo. Puedes pensar que no
estás dando la medida como cristiano, pero el Señor mismo te dice: ‘Te
necesito. No eres tan solo un miembro importante de mi cuerpo, eres vital y
necesario para que éste funcione’”.
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


