La desobediencia a la
Palabra de Dios con el tiempo va a terminar en un colapso de la moral y el
carácter cristiano.
Todo comienza con un
acto descarado de desobediencia a una palabra clara de Dios. Añade a eso una
convicción de pecado a medias, un arrepentimiento a medias, y terminarás como
Salomón: ¡absolutamente extraviado!
“Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su
corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios …porque
Salomón siguió a Astoret… ídolo abominable de los amonitas. E hizo Salomón lo
malo ante los ojos de Jehová… y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su
corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel” (1 Reyes 11:4-9). ¡Estas palabras me
producen escalofríos!
Salomón estaba ahora
endurecido al evangelio. La Palabra de Dios no tenía impacto en lo absoluto.
¡Él daba lástima! Quien una vez había construido una casa para una mujer
extranjera, ahora tenía un gran harem. ¡La hija de Faraón se había convertido
en una de las miles de amantes! El propio Salomón estaba ya viejo y demacrado,
mientras Dios estaba en silencio y enojado con él. Ya no oraba a Dios y no le
quedaba gozo. Su corazón estaba enfermo
cuando escribió una prosa lamentable sobre la vanidad y la inutilidad de la
vida. Jerusalén había sido contaminada con templos paganos, construidos con
altos impuestos. El rey bebía mucho, aburrido con todas sus magníficas casas y
jardines. Su corazón estaba lleno de idolatría, los días cuando estaba cerca de
Dios no eran sino recuerdos borrosos. “Todo es vanidad, todo es en vano” (Ver
Eclesiastés 1:14).
¿Es éste el mismo
hombre que una vez oró tan elocuentemente en la dedicación del templo? “Toda
oración y toda súplica que hiciere cualquier hombre… cuando cualquiera sintiere
la plaga en su corazón, y extendiere sus manos a esta casa, Tú oirás en los
cielos… y perdonarás… y darás a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón
tú conoces… para que te teman todos los días que vivan sobre la tierra que Tú
diste a nuestros padres” (1 Reyes 8:38-40).
¡Así que adelante,
aférrate a sus ídolos! ¡Justifica tus áreas de desobediencia y excusa tus
pequeños pecados! Un día estallarán en un fuego furioso e incontrolable de
inmoralidad y apostasía.
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)